Era General en un pequeño país americano. Con su ejército dio un golpe de estado que derrocó al anterior presidente, quien a su vez había llegado al poder mediante un golpe militar anterior. A los pocos meses el General huía del país ya que otro militar había tomado el control por la fuerza de las armas. El General llegó a Cádiz y, tal como cuenta Epaminondas en su libro "La historia inventada del Cádiz", fue contratado para llevar la preparación física de los jugadores del primer equipo.

El General solo estuvo unos meses en el club, porque los suyos retomaron el poder en su país y regresó como presidente. En ese tiempo que pasó en Cádiz quedó encantado del equipo y de la afición, y escribió una carta de despedida que Epaminondas dice haber encontrado y que a continuación se resume de este modo:

Recuerdo el primer día. Me presentaron a los jugadores como el General. Alguien preguntó por mi nombre y respondí que en mi país me conocían como el General Pepito. Desde entonces todos me saludaban con un "hola don Pepito" muy cariñoso.

Me despido de un grupo humano muy unido. En cierta ocasión el delantero Elmer me dijo que había venido su abuela a ver el entrenamiento pero que no la encontraba. Fuimos juntos al vestuario y pregunté en voz alta si alguien vio a su abuela. Todos contestaron a la vez "a su abuela yo la vi" y rieron con la alegría de haber ayudado a Elmer.

Agradecer por último a la afición, que a veces me saludaba desde un fondo del estadio con un "hola don Pepito", y desde el otro fondo con un "hola don José", como posicionándose en la disyuntiva de la familiaridad del nombre Pepito o la formalidad de José.

Les llevo en mi corazón y les recordaré cada día mientras gobierno mi país. Un afectuoso Adiós.

Firmado: General Don Pepito.

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