Hoy, 44 días después de que el Gobierno decretase el estado de alarma los niños pisarán las calles. En esta crisis en la que convertimos cualquier buen indicio en una gran anhelo ver a los pequeños por sus barrios, por sus parques, por sus playas, será como una señal de optimismo. Sus risas despertarán al aletargado asfalto y pintarán ilusiones en esos grises lugares en los que se han convertido las ciudades. Todos queremos entender que este será algo así como el inicio de la desescalada antes de regresar a la ansiada normalidad. Algo con lo que alegrarnos la vista. Será un gesto de esperanza para los mayores y un premio para quienes tan bien se han adaptado a esta complicada situación a pesar de sus edades. Extremen sus cuidados, queridos padres, queridas madres, y salgan a las calles orgullosos de quienes llevan al lado: los grandes campeones del confinamiento, el futuro con el que debemos soñar.