Parece que a todo nos acostumbramos, pero al creciente calentamiento de la Tierra, no podremos adaptarnos. Esto va a más, y a mayor velocidad de la que se preveía.

Hace varias décadas que se tiene perfecta constancia de que el aumento de los llamados gases de efecto invernadero -C02, metano, óxidos de nitrógeno…- estaba provocando el calentamiento del Planeta. ¿Y qué hemos hecho?, prácticamente nada. Conferencias, Protocolos, Acuerdos… con mucho aparato mediático, pero pronto olvidados e incumplidos.

Y todos somos culpables, no miremos sólo a los gobiernos, que tienen su gran responsabilidad, pero la sociedad también. Hemos tardado en comprender que no podemos seguir quemando combustibles fósiles; que hay que cambiar drásticamente la movilidad; que los bosques son reguladores térmicos, que las energías renovables no sólo son factibles, sino imprescindibles; que los recursos de la Tierra son finitos, y que nos hemos comportado como si no tuvieran fin, despilfarrándolos para dejar a nuestros descendientes una Tierra estéril e inhabitable.  

Y hay que cambiar las ciudades, con más zonas verdes, diseñadas para peatones y ciclistas, donde sólo circulen vehículos a motor públicos y movidos por energías renovables, electricidad o hidrógeno.

Lo contrario de lo que vienen promoviendo muchos ayuntamientos, enrocados en la protección de los vehículos privados movidos por carburantes procedentes del petróleo. Siguen sin querer aceptar que es inviable un futuro con más gases de efecto invernadero en la atmósfera, y que el petróleo se va a acabar. Nos quedan dos vías, guerras constantes por las últimas reservas de combustibles fósiles -que ya llevamos décadas sufriendo-, o poner fin a su consumo.

Estamos padeciendo una nueva ola de calor, y no nos hemos preparado para este cambio climático devastador. Las ciudades son hornos; el cemento y el asfalto absorben las radiaciones solares aumentando drásticamente las temperaturas. Necesitamos ciudades donde dominen los bosques, el arbolado en calles y plazas, los jardines y los huertos urbanos, incluso en las cubiertas de edificios.

Los políticos no están a la altura de las circunstancias ni de la gravedad de la situación. Puede que muchos responsables municipales, ante estas propuestas de cambio, respondan: ¿qué?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios