Análisis

FÁTIMA DÍAZ

La caída a los infiernos de Risto

Rendido completamente al amarillismo de Mediaset, Risto Mejide está descolocado y nervioso en Todo es mentira. El magacín de sobremesa, que pretende hacer la sombra a Zapeando (La Sexta) sin llegarle ni a la suela, ha perdido de vista los fundamentos con los que se estrenó, hace ya un par de semanas, y se ha sometido al tirón de Miriam Saavedra, ganadora de Gran Hermano 6, y a los debates sobre GH Dúo. Risto estará que trina, pero donde hay contrato... y con muchos ceros.

La única verdad es que Todo es mentira ha dejado la sátira política a un lado para invitar a medio Sálvame al plató. Es lo que tiene contratar a La fábrica de la tele para hacer un programa; que al final siempre terminan haciendo el mismo formato. Con una semana de vida, Todo es mentira mejoró su dudoso arranque porque se liberó de la dictadura del cue. Ya no leían de manera tan descarada el guión, se interrumpían entre sí, se parecían más a Zapeando e, incluso en la burda copia, era de agradecer. El problema es que es muy triste ver un programa que pretendía ofrecer algo distinto en Mediaset, sólo en su segunda emisión rendirse ya a la imposición de la empresa.

Risto se salvaría si hiciera crítica de sus propios compañeros de grupo y cadenas. Es decir, crearle un acicate a Sálvame, a Ana Rosa o a GH. Si en Todo es mentira empezaran a darle por todos los lados a Jorge Javier Vázquez o a Belén Esteban, la audiencia vería el ataque y el contraataque. ¿Creen que eso no es posible dentro de la misma empresa? Parece ser que en la actualidad no. Pero antes se hizo en multitud de ocasiones; acuérdense de Cazamariposas, de Enemigos íntimos...

El caso es que en su caída a los infiernos de la telebasura , Risto está gris, sin chispa, sin gracia. De ahí que no atrape al espectador. Risto ya no es el que era. "Pero Risto ¿tú eres más de culo o de tetas?", le espetó una subidita Miriam Saavedra al presentador rebelde de las gafas oscuras. Que quisiera cambiar de tema, sin salida ni chascarrillo ante la ocurrente pregunta, no hace sino poner de manifiesto que Risto está en horas bajas, y que no encuentra su sitio en este formato.

De lunes a viernes y en directo, el programa de Cuatro prometía una ración de humor corrosivo, ironía y contrarréplicas para sobrellevar los momentos después del almuerzo sin echarse una siesta. Evidentemente, no será Risto Mejide quien nos haga despegar los ojos ante tamaño espacio tan poco original ni divertido. Así que entretener, no entretiene. Tampoco informa. Y resulta, al fin y al cabo, más de lo mismo. Desde luego, el contenido hace homenaje a su título. Todo es mentira. Empezando por lo que prometía Risto.

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