Derecho Penal para niños

No puede permitirse que los vándalos y los alanos monopolicen el orden público y subviertan la buena vecindad

Lo siento, no puedo aceptar esto. Que metan en la cárcel a un sujeto policondenado y ello desemboque en violencia callejera, policías lesionados, quema de motocicletas, rotura de lunas de cristal de los comercios catalanes. ¿Qué clase de juventud estamos criando? ¿Son realmente jóvenes? Ni siquiera me voy a molestar en hablar de Pablo Hasel, quien quiera que se lea las sentencias y saque sus propias conclusiones. Yo tengo la mía y quizás les sorprendiera. Pero no puede permitirse que los vándalos y los alanos monopolicen el orden público y subviertan la buena vecindad. Luego habrá quien se queje de brutalidad policial y demás zarandajas. ¿Qué han de hacer las fuerzas de seguridad del Estado ante esta manera criminal de comportarse? ¿Deben consentir los saqueos de los negocios? ¿La destrucción de los bienes públicos? Estos manifestantes no pertenecen a ninguna ideología: son chusma de la peor calaña.

Como chusma también es la que hemos visto en vídeos en pasadas fechas. Sí, los de las chaquetas bomber, las gafas de aviador, cabezas rapadas, tatuajes con aguiluchos y la chica pintada como una puerta que criminaliza a los judíos como si rapeara en tanga en el Tic-Toc. Repito, ¿qué estamos haciendo mal? ¿Cómo puede haber gente que defienda aún a movimientos políticos anacrónicos y asesinos que debieron pasar a mejor vida en el siglo pasado? ¿Qué se enseña en los colegios? ¿Y en las casas?

Quizás debiera enseñarse MÁS derecho en las escuelas. Optar por una asignatura inclusiva y transversal (qué le gustan a los políticos estos términos) que enseñe a los alumnos sus derechos y obligaciones constitucionales, que les formen como ciudadanos y aprendan los contenidos que les ayudarán en el futuro. Por ejemplo, ¿no debería explicarse a los chavales qué es delito y qué no? ¿Hacer un entretenido y divertido repaso de los tipos del código penal para que sepan la diferencia entre robo y hurto, entre estafa y apropiación indebida y entre agresión sexual y delito societario?

Porque la gente oye campanas y no sabe dónde. Suele oírlas, además, en la calle y en los telediarios, y luego pasa lo que pasa. Volviendo a los criminales que han desplegado la barbarie y el terror por els carrers catalanes poniendo en jaque a los mossos. ¿Saben qué pena puede caerles por atentar contra un agente de la ley, por dañar bienes ajenos, por pertenecer a una organización con fines criminales? Quizá alguno, de saberlo, no hubiera salido a campear por las ramblas, aunque algún otro, sin duda, hubiera rapeado igual.

Leo una entrevista de la chica de la manifa falangista en la que se tilda a sí misma de fascista y considera que su futuro, ahora, está claro. "La cárcel", afirma, donde escribirá un libro explicando su pensamiento, concluye. ¿Qué pensará la madre de la muchacha cuando tenga que visitarla en el centro penitenciario? ¿Cuántas lágrimas derramará por su poca cabeza? ¿Acaso no se ha dado cuenta esa insensata de que su minuto de gloria va a condenar a una triste pena a aquellos que la quieren?

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