Análisis

TIto Valencia

Que los árboles no impidan ver el bosque

Todo está inventado, en realidad basta con copiar lo mejor de otros lugares

Siempre es una buena noticia. Me refiero a los números que las estadísticas nos alegran. El paro baja en nuestra ciudad en este mes más de 400 personas. Es un buen dato que nos devuelve las cifras de parados a las de antes de la crisis. Con todo lo que lleva de bueno. Hay que esperar que los árboles no nos impidan ver el bosque. Sobre todo al Gobierno Municipal. También son números que destacan el estancamiento que sufre nuestra ciudad. Son cifras que se mueven en los mismos parámetros de hace una década.

La ciudad tiene el mismo número de parados que hace nueve años y esto nos tiene que hacer reflexionar. Se han creado empleo exclusivamente en la hostelería... ¿Todos en La Isla? Sería interesante poder comprobarlo. Y es que a pesar de encontrarnos en la temporada estival, con lo que eso significa, hemos creado menos empleo que las ciudades de nuestro alrededor. No hay ni un solo empleo nuevo en el sector industrial. A pesar de todo, empleo precario, de corta duración, mal pagado, es una buena noticia, sobre todo para las personas afortunadas que lo han encontrado. Pero, como digo, la reflexión nos tiene que llevar a preguntarnos de qué quiere vivir nuestra ciudad. ¿Del comercio? ¿del turismo? ¿de la industria? ¿de las Fuerzas Armadas? Las dos últimas -industria y Fuerzas Armadas- son de las que ha vivido siempre la ciudad. Y aunque diezmadas por las circunstancias y la mala política municipal del momento nos siguen ofreciendo empleo de más calidad. Pero, ¿Y los otros dos parámetros? A pesar de los anuncios y promesas de los distintos gobiernos municipales, nada sabemos y menos se ha hecho. No tenemos turismo. Todos los años se improvisa un programa de estar por casa, que no se consolida y que, la verdad, es poco atractivo. No se ha sido capaz de traer a ninguna empresa del sector turístico. No tenemos plazas hoteleras. Por las mañanas podemos ver un autobús a las puertas del SalyMar esperando a excursionistas para llevárselos fuera de la ciudad.

Seguimos esperando esa transformación prometida de la ciudad. Igual podemos decir del comercio. ¿Algo nuevo? Pues no. Y me hago tantas preguntas porque estoy seguro de que son las mismas que se hacen mis lectores, las mismas que se hacen los ciudadanos isleños. Pasear por la calle comercial de la ciudad es ver comercios cerrados. Se abren al mismo tiempo que se cierran. Alquileres carísimos para poca clientela. Hace falta que vengan de fuera, que paseen por unas calles atractivas, limpias, bien iluminadas y arregladas, que te llamen, que se sientan a gusto. Eso no lo tenemos. Las calles comerciales de la ciudad necesitan una urgente transformación. Y el comercio también. Las franquicias ha solucionado el mismo problema de otras ciudades cercanas. Todo esta inventado, basta con copiar lo mejor de otros lugares.

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