Apenas quedan días para arrepentirnos, pare recibir aquella noticia tan esperada, apenas unos días para volver la vista atrás, sin nostalgia, sin rencor, cruzando los dedos sobre la madera.

Queda apenas nada para recordar, para volver a empezar, o terminar con la lucha inacabada. Tiempo no queda, y la esperanza perdida se esconde en las sonrisas que la pandemia nos dejó.

Termina un año cargado de esperanza en un futuro mejor, el año de la reflexión, de la inconsciencia, de la lealtad y el entrañable recuerdo. Como siempre, lamentamos perdidas, ahora todas y cada una de ellas con un culpable declarado. Y, aun así, cuántos fueron los nacidos, cuántas las alegrías, cuánto el orgullo y la celebración por aquella oposición conquistada a base de esfuerzo.

Atrás queda el año de las sombras, el año en el que la alegría se vio empañada por las agoreras noticias no esperadas. El año del anhelo y de la muerte. Y ahora, cuando parecía que la sombra se disipaba, cuando el sol volvía a brillar, augurando un año de Carnavales, Semana Mayor, Ferias y fiestas, una negra nube de recuerdos se cierne sobre nuestras ilusiones, cerramos el año con una vuelta al pasado, con un regreso a la nada… apenas quedan días, y una lluvia, limpia y torrencial arrastra los cientos de mascarillas rumbo al mar.

Al final, como siempre, el año tendrá mil y un cuentos, mil y una noches, en donde nadie permanecerá indiferente, y en donde cada cual contará la fiesta de forma diferente, distinta, con una sonrisa o una lágrima como protagonista de su rostro.

Acaba un año, como siempre, y sus sombras empañarán las luces que vivimos, borrando los gratos recuerdos que nunca debieron olvidarse. Y aunque ahora, para muchos será el año del chiste, el año del veintidós, veintidós, veintidós a ritmo de bulerías, de seguro que las sonrisas volverán a tapar las mascarillas, y ello por una sola razón, porque aún nos queda mucho camino por delante, y por siempre diremos eso de "qué bello es vivir".

Feliz nueva entrada de año.