Quizá piensen que la observación de aves sea una afición caprichosa o, incluso pueril. Sin ánimo de ofender -nada más lejos-, en mi opinión constituye un atributo sintomático de la calidad de nuestra sociedad. Un buen amigo denomina a las aves "centinelas alados"; se distribuyen por todos los biomas del planeta, y su presencia, ausencia y la evolución de sus poblaciones constituye un termómetro para conocer la salud de La Tierra. De hecho, la UE considera el estado de las poblaciones silvestres de aves como índice de la calidad de vida en Europa, incluyendo la oficina estadística europea, Eurostat, el seguimiento de sus poblaciones entre los índices más importantes para medir la sostenibilidad y el bienestar social.

El pasado jueves, una aficionada a la ornitología, Carmela Quijano, observó en los Jardines de Varela (Parque Kotinoussa, Cádiz), un ave cuyo plumaje le llamó la atención. Consultó a los ornitólogos Paco Jacome y Manuel Jiménez Cintado, que identificaron al ave como Turdus obscurus y le confirmaron que había localizado una mega "rareza" (ave que se aparece fuera de su área de distribución habitual). Esta ave cría en Siberia e inverna en el Sudeste Asiático, por lo que resulta extremadamente raro verla en esta parte del mundo... ¡en el Sur de Europa!

La aparición de aves fuera de sus áreas de distribución -cuando no son intencionadas o provocadas directamente por el ser humano-, pueden ser fruto de cambios climatológicos, tormentas que las desvían de sus rutas habituales, agotamiento que las obliga a buscar refugio en barcos que las traen hasta destinos exóticos o de la simple inexperiencia de algunos jóvenes del año, que los desvía de su vía de vuelo. Gracias a la observación de Carmela, muchos aficionados a las aves procedentes tanto de Andalucía como de zonas tan alejadas como Reino Unido, Japón, Bélgica o la India han podido disfrutar de este espectáculo natural.

Y es que la ciencia ciudadana está creciendo a pasos agigantados, tanto que estos días estamos viviendo una auténtica revolución entre los aficionados gaditanos, andaluces y españoles, ávidos por saber más de este hermoso zorzalito. Resulta esperanzador ver cómo cada vez encontramos más aficionados a la historia natural y a las aves en nuestra tierra, algo que me ilusiona e incita a pensar que nuestra sociedad evoluciona hacia niveles de las más avanzadas.

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