Cuando aún no hemos aprendido a decir Omicrón, y apenas existe quien se ponga de acuerdo sobre los síntomas del COVID, surge la nueva variante, que aunque pudiera parecer de Cai, no lo es.

Ahora, y tras dos años saliendo de una ola tras otras para entrar en una nueva variante que nos vuelve a meter el canguelo en el cuerpo, llega el IHU. Y ahora, como en los anuncios de juguetes, con mayor diversión.

Lo bueno de cada variante es que, según la prensa, que de ello no habla, ya nadie muere de ataque al corazón, no hay apenas fallecidos por gripe, y del cáncer, en todas y cada una de sus variantes no se habla.

El COVID engloba a los resfriados, gripes, pulmonías celestes, diarreas, cefaleas, dolores de rodillas, conjuntivitis, estrés, perdidas de memoria… y un largo etcétera de dolencias hasta hoy desconocidas para el ser humano. El COVID, enfermedad mortal, no como antes, puede matar por cualquiera de esas causas, y es necesario, sano y conveniente, no solo que tengamos miedo.

Lo curioso es que si alguien se toma la molestia de ver estadísticas de la era precovid, hasta un simple resfriado mal curado podía llevarse por delante a quien tuviera alguna leve dolencia. Cuántas veces a lo largo de nuestra vida hemos repetido eso de “con lo bien que estaba”.

En aquello tiempos deportistas de elite, sanos como peras, caían fulminados en el campo, o ingresaban falleciendo a los pocos días… hoy es el COVID. Eran tiempos en los que para una persona de más de 80 años un simple resfriado era un riesgo, a pesar de lo cual recibían a los nietos, con gripes monumentales que los abrazaban sin mascarilla, sin que nadie cuestionara nada.

Hoy cualquier persona con síntoma como el picor en la falange segunda del dedo índice de la mano derecha genera una nueva variante, pues si da positivo sin ningún síntoma de la larguísima lista, es solo COVID que ha mutado provocando picores.

Creo que los gobiernos y las farmacéuticas ahorrarían tiempo dando la denominación definitiva, la macro mutación del COVID PINBALL, que puede provocar desde picor en la planta del pie a infartos, pues queda claro que tenemos un cuerpo que es como un PINBALL, con multitud de dianas, rosetas, obstáculos y laberintos, y la bola es como el COVID, que cada vez que es impulsada por las paletas puede tocar una cosa distinta. Y aunque haya veces que es mejor apagar la máquina, es más rentable que echemos una moneda cada vez tocamos algo. Aunque por desgracia a veces la bola se escapa... sin saber si es la última o no.

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