El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

Urbanismo centrífugo

Parece ser que estamos en la recta final –no se sabe cuan larga será- del Peprichye, horroroso acrónimo del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico y su Entorno, instrumento necesario, pero no suficiente, para definir el modelo de Casco Histórico y potenciar su rehabilitación.En El Puerto se ha desarrollado en las últimas décadas un proceso de abandono, degradación y pérdida de funcionalidad de su casco urbano. Las políticas urbanísticas centrífugas de grandes recalificaciones en zonas agrícolas y forestales alejadas de la ciudad tradicional, han llevado a conformar una ciudad muy extensa y excesivamente gravosa de mantener.

Fueron las décadas de la gloriosa especulación urbanística; compra de terrenos baratos, recalificaciones a la carta y crecimiento como hongos de centros comerciales, hoteles, núcleos residenciales…, no donde los necesitaba la ciudad, sino donde más beneficio aportaban a unos promotores estrechamente vinculados al poder político local y autonómico. Tuvimos (¿tenemos?) alcaldes, concejales y alto cargos de la Junta de Andalucía que fueron meros chicucos de las grandes empresas promotoras de proyectos urbanísticos. El daño a la ciudad ha sido enorme.

Baste destacar que si El Puerto tenía en 1970 una población de 42.000 habitantes, casi toda concentrada en el casco urbano, hoy se ha duplicado, mientras el suelo urbanizado ha crecido más de diez veces, y la población se asienta mayoritariamente alejada –y ajena- de lo que fue la ciudad tradicional.

No es comprensible que existiendo en el Casco Histórico y en su periferia más próxima edificios y terrenos suficientes, tengamos un juzgado en un polígono industrial, se sigan construyendo hoteles en el quinto pino, o urbanizaciones desgajadas de la trama urbana en valiosos bosques. Y menos comprensible es que sigamos sin recuperar las márgenes del Guadalete para la ciudad; dinero hay, pero capacidad de gestión parece que no.

Es necesario un plan de protección y reforma del Casco Histórico, pero, sobre todo, hace falta un cambio de mentalidad y de política urbanística; lo prioritario debe ser potenciar el uso residencial, comercial, turístico y la localización de equipamientos en el Casco Histórico. Poner al Centro en el centro de la ciudad.

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