El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

Tsunami de hormigón

Una costa se puede destruir por causas naturales, por un tsunami que llegue desde el mar, o por la avaricia humana, con otro tsunami de ladrillo y cemento.

Tras la crisis de 2008, provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, creíamos que ya estábamos vacunados contra la especulación y la corrupción urbanística que llevaron al país a la ruina. Pero el dinero fácil de las recalificaciones a la carta parece que obnubilan la memoria y provoca en la clase política y en el empresariado una amnesia selectiva; han olvidado el desastre al que nos llevaron, pero no cómo hacer esa simbiosis tan productiva.

Los ayuntamientos vuelven a las andadas, con la bendición de la Junta de Andalucía. Y los hay de todos los colores políticos. En medio de la crispación, en lo único en que coinciden todos los partidos políticos es en promover la especulación urbanística. Dinero fácil en tiempos de pandemia.

El mecanismo siempre es el mismo. Una empresa compra terrenos no urbanizables a bajo precio. Después realiza las gestiones oportunas para convencer al ayuntamiento y a la Junta de Andalucía de las enormes ventajas de la recalificación de estos suelos. El pack es clónico, lo que demuestra una enorme falta de imaginación. Campo de golf, urbanización de lujo, hoteles, apartamentos turísticos y centro comercial. Ese es el I+D de la revolución verde de Moreno Bonilla. Macro urbanizaciones normalmente segregadas de las poblaciones, creando nuevos núcleos urbanos que, a medio y largo plazo, provocarán un enorme problema de infraestructuras y servicios. Una ruina para los ayuntamientos que ahora las reciben con entusiasmo. Y si está en la periferia de un espacio natural de alto valor ecológico, mejor para su promoción.

En Cádiz, la avalancha de macro proyectos urbanísticos recorre todo el litoral. Desde las marismas de Trebujena, con un ayuntamiento de IU, hasta Tarifa, con el PSOE, pasando por Chiclana, también socialista, Vejer, gobernada por el PP, y Barbate, con alcalde andalucista. Algunas de las zonas mejor conservadas del litoral, famosas dentro y fuera de nuestras fronteras, están amenazadas por este nuevo tsunami de ladrillo y hormigón.

Vecinos y ecologistas ya han empezado a movilizarse contra semejante despropósito. Esto hay que pararlo.

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