La crisis sanitaria que padecemos, lejos de sanar, lleva camino de agravarse aún más. Casi un año después, hoy viernes, probablemente se aumente las necesarias y tardías restricciones. La pandemia cabalga con su mayor gravedad. Pero esta crisis también lleva consigo una impresionante crisis económica, que en demasiadas víctimas, se está viendo agravada por las bajas temperaturas.

Son las otras consecuencias de la pandemia. Unas consecuencias que nos deben avergonzar como personas. A las colas del hambre se unen ahora las víctimas de la pobreza energética. Mayores y niños que viven en condiciones insalubres. Mientras tanto, la política vive de espalda a esta sociedad. El eterno y tú más se impone ante la falta de soluciones a la gran subida experimentada por las eléctricas en un tiempo invernal como esta generación nunca ha conocido. ¡Qué les importa a estas personas de quién o quiénes sea la culpa de esta subida!

La crisis social está aumentando en este país y cada vez más familias viven al margen de la política, con sus necesidades básicas no cubiertas. Pero, y me refiero a nuestra ciudad, hay otra vida al margen de la política, asociaciones, personas voluntarias que al margen de la política tratan en lo posible de mejorar la vida de estas familias. El Pan Nuestro, Calor en la Noche, San Vicente de Paúl y la gran aportación de la iglesia a través de Cáritas, llevan a estas familias el sustento que la política no les da. Y mención especial merece la labor social de las cofradías. Miren ustedes, las cofradías isleñas son asociaciones religiosas que se mantienen de las cuotas de hermanos y del trabajo de sus juntas de gobierno. No se dedican solamente a preparar su salida procesional, que es su principal fin.

Las cofradías tienen una vida interna durante todo el año desconocida para la mayor parte de la sociedad y que ya deberían de externalizar. No cuentan con la información mediática adecuada, pues solo se informa durante la cuaresma o cultos internos. No todo es aumentar su patrimonio artístico y cultural, que es un patrimonio de toda la ciudad. Las cofradías, y sobre todo me refiero a las que más conozco, las de la Pastora, hacen una gran labor social durante todo el año. La colaboración con Cáritas es fundamental, sin ellas no se podría llegar a las actuales cifras de ayudas. No se si cuento con el permiso de ellas para hacerlo público, pero si creo conveniente hacerlo. La hermandad del Huerto, a través de su bolsa de caridad Marcelo Spínola, ha servido alrededor de 140 menús para la cena de Nochebuena y para Nochevieja. Además, ofrece un menú completo todos los meses a los asociados de Cáritas de la Pastora. La hermandad de la Pastora ha regalado un juguete, escogido por los niños, a todos los niños de Cáritas de la Pastora, además de servir, los fines de semana, el desayuno de El Pan Nuestro. Las otras hermandades de la misma iglesia, colaboran siempre con lo que necesite Cáritas. Estas cuatro hermandades pastoreñas, junto a su párroco y los demás miembros de esta pequeña pero grande parroquia, tratan de aliviar a una parte de la sociedad que la política no llega. Es la otra cara de la ciudad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios