El movimiento vecinal isleño ha entrado en un nuevo periodo de continuidad con la reelección de su eterno presidente, Antonio Romero. A. Romero tiene, él lo sabe, todo mi reconocimiento y afectividad pues hace tiempo que nos conocemos y hemos tenido muchísimas conversaciones y también algunas negociaciones en otros tiempos. Es una persona que lleva trabajando muchos años desinteresadamente por lo que cree, un movimiento vecinal en beneficio de su ciudad. Y a pesar de todas las incomprensiones que rodea su ya largo camino en el movimiento ciudadano el continúa trabajando por su ciudad.

Pide el bueno de Antonio juventud para una renovación del movimiento. ¿Pero tiene hoy sentido este movimiento? Según Goffman, "los marcos de acción colectiva consisten en un conjunto de creencias y significados orientados a la acción que inspiran y legitiman campañas y actividades de movimientos sociales". Dichas creencias y significados aportan sentido al movimiento social de sus participantes. ¿Existe hoy un marco adecuado que justifique este movimiento?

Los movimientos sociales fueron creados al amparo de una incipiente oposición franquista, favorecidos por el cambio económico de los años 60 que desató una series de cambios sociales, culturales y económicos que transformaron España. Fue en la primavera del año 76 cuando se uso el termino de "movimiento ciudadano", creando las bases de una conciencia ciudadana. La lucha de estos movimientos contribuyeron a la coalescencia de un marco ciudadano más amplio. Fue un movimiento político que tomó parte de las acciones reivindicativas como la amnistía y a la vez se dedicaba a pedir cambios en sus barrios para mejorar sus vidas como alcantarillado, parques, escuelas, centros de salud, etc.

Pero llegó el momento de la desmovilización que tiene diversas causas. Ya desde la Transición Española los partidos se ocuparon de no contar con estos movimientos. Es lo que ahora llaman algunos teóricos la "Democracia Incompleta2. Pero a esto siguió que muchos miembros del movimiento vecinal se empezaron a entremezclar con los partidos políticos. También contribuyó que los partidos empezaron a ver en estos vecinos un intruso en sus políticas de gobierno. Fueron movimientos claves en la democratización de las ciudades y también en las políticas de sus ayuntamientos.

¿Pero cuál es hoy la realidad del movimiento vecinal? Pues hoy son un estorbo para los políticos. Principalmente para la oposición que los ve como intrusos en sus proyectos, pero también para el gobierno municipal. Todos, los partidos, en privado reconocen que los vecinos ya no les aportan nada, principalmente votos, pero siguen jugando como si nada hubiese cambiado. Hoy la política se ha sectorizado y las aportaciones al gobierno municipal suelen, y estoy de acuerdo, venir de grupos relacionados e interesados con la materia. La sociedad hoy es distinta, tiene otras necesidades, está desmovilizada y los jóvenes se integran en movimientos sociales como ONG, servicio sociales, voluntariado etc.. Por consiguiente, ¿existe hoy un marco necesario para mantener los movimientos vecinales?

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