Celebrando el día de la mujer la barriada Bazán ha querido rendir un homenaje a las "mujer bazanera" con una exposición sobre mujeres referente de su barriada obrera. Es cierto que siempre que se hace mención de la historia nos reflejamos en personalidades que han dejado su huella en los distintos sectores sociales de las letras, de las ciencias, de la economía, de la política, etc. Pero también hay personas, mujeres en este caso, que desde el silencio, desde su mundo invisible, ocupando siempre un segundo lugar, han tenido una influencia importantísima en la historia con el cuidado de la familia y el desarrollo económico de la ciudad.

Son mujeres que no conocieron la igualdad, ni la conciliación, ni las comodidades que la vida ofrece ahora. Eran mujeres de trabajadores obreros, en toda la dimensión de la palabra, que se llevaban casi todo el día en la empresa y ellas se encargaban en su soledad de los hijos, de la casa, incluso echando horas extras en trabajos domésticos para aliviar en algo la economía casera. Era una época donde el trabajo era de sol a sol, con el costo (que era su comida) en su talega a cuesta, e incluso luego se echaban las famosas velá que era la continuidad del trabajo de noche porque los salarios eran muy bajos y con el sueldo normal no se llegaba a final de mes. Eran los tiempos oscuros del obrero. Por eso eran las mujeres las que se encargaban en exclusiva de la administración y de la educación de los hijos. Pero también forman parte de esta historia de la Bazán las mujeres trabajadoras de la empresa que en aquellos años no eran muchas. Pero todos, trabajadores, trabajadoras y sus mujeres, siempre ocupando un segundo pero imprescindible lugar, hicieron grande a esta empresa emblemática de la ciudad.

La Bazán era para La Isla algo más que una empresa. No se podía entender a La Isla sin la Bazán. Era su economía, era su seña de identidad, eran las personas que formaban colas para ir al trabajo por las calles, en la estación. Eran los que daban color a las políticas con sus protestas que llenaban la carretera de la barriada de guardias civiles, trabajadores que, algunos, perdieron su trabajo y su libertad en su lucha por unos salarios más justos, pero la Bazán era algo más que una empresa para la ciudad. Tenían su propia barriada pero también su colegio llamado Los Hermanitos Nuevos, tenían su campo de deportes, su economato laboral, su club social de aprendices, su propia escuela de aprendices.

Casi todos los isleños hemos tenido algún familiar que haya trabajado en la Bazán. Quizás todo esto queda ya algo lejano, la empresa ya no es lo que era, pero siempre La Isla estará agradecida a esos obreros que se dejaban la vida en la empresa, a esas mujeres que desde su soledad e incomprensión de la época llevaban el peso de la familia haciendo malabarismo con el escaso sueldo de la época. La ciudad no debe olvidar nunca a la Bazán, tiene una deuda con ella y sinceramente creo que la actual barriada necesita de mayor atención por parte de la ciudad. Se lo debemos.

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