Que el cambio climático es una realidad no genera ya ningún tipo de dudas. Que las ciudades están obligadas a comprometerse en crear modelos sostenibles que hagan la vida de los ciudadanos más saludables, también. Pero no solo es el cambio climático, que estamos comprobando después de un verano de sofocante calor y de sequía pertinaz el que crea urgencias de cambios sostenibles, los ciudadanos también venimos pidiendo a nuestros gobernantes que actúen para que las ciudades sean más transitables, mas cómodas, menos estresantes, menos contaminantes, en definitiva, estamos reclamando que las ciudades sean más saludables.

Hace unos días, la alcaldesa de nuestra ciudad anunciaba una nueva redacción del Plan Urbano para incluir las nuevas realidades de una ciudad sostenible. Hablaba concretamente de la denominada la Gran Manzana que se quiere trasladar al nuevo urbanismo isleño. Los modelos urbanísticos son cambiables, se mueven por épocas. Hace unos años llegó la moda de la edificación vertical de la que nuestra ciudad tiene varios ejemplos. Después vino lo de alejarse del centro de las ciudades para ganar una relativa tranquilidad. Ahora se habla de la Gran Manzana, que en teoría tiene toda la razón. Y digo en teoría porque con el diseño actual de las ciudades, y La Isla es una de ellas, es muy difícil arreglar el desarreglo.

La llegada del tranvía, como un interino en prácticas, cambió toda la fisonomía central de la ciudad y sobre todo la circulación. Las entradas y salidas de la ciudad discurren por el centro de esta y en calles muy estrechas. La circulación por la ciudad es un caos absoluto. La ciudad está ocupada en sus extremos por una gran población que necesita diariamente de su movilidad. Tenemos servicios públicos y sobre todo privados situado en la periferia, como ocurre con los supermercados. Todo este coctel necesita de una gran movilidad de vehículos que origina un aumento de la combustión contaminando el ambiente, aumenta el estrés, aumenta el gasto económico y por lo tanto disminuye la salud. Por consiguiente, bienvenido sea el nuevo diseño de Las Manzanas.

Las ciudades necesitan de un cambio en sus diseños y aunque sea una solución de futuro es de obligado cumplimiento crear unas ciudades más saludables que faciliten la vida a los ciudadanos. La Gran Manzana me recuerda a los tiempos de la niñez. Vivíamos en barrios formado por manzanas. Decíamos vamos a darle la vuelta a la manzana. Teníamos todas las necesidades al alcance de la mano. No se necesitaban, tampoco abundaban, coches para hacer la compra diaria. Teníamos la tienda en la misma esquina de la manzana, cercana la farmacia, los bares, la barbería, se jugaba en la misma calle, el colegio, la panadería, vendedores que te acercaban a tu casa sus productos diarios, se conocían a los vecinos. En definitiva, la vida al alcance de la mano. Volver a este modo de vida es volver a la felicidad, pero ¿es esto posible en la actualidad?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios