La huelga del metal es todo un símbolo en la provincia de Cádiz. Cuando se constipa el metal se contagia toda la provincia. La contundencia y violencia de estas reivindicaciones obreras han sido portadas de todos los medios nacionales. Hacía tiempo que no se observaba unas huelgas tan violentas como estas. Habría que trasladarse a los tiempo de la reconversión industrial para recordar algo así. Pero estamos hablando de una huelga para conseguir mejoras de un convenio colectivo, no es una reivindicación en demanda de empleo para una provincia con un paro estructural de vértigo. Por este motivo cabe preguntarse si es justo que por una petición de subida salarial de un colectivo en particular (que no digo que sea injusta esta petición) se vea afectada toda una provincia.

Estas guerrillas callejeras entorpecen el trabajo diario de muchos gaditanos de toda la provincia, se pierden citas médicas (con la gravedad de la sufrido en La Línea), se pierden clases, citas de administración y esto cuando muchos otros trabajadores han sufrido subidas de sueldos menores. La pérdida de Airbus en Puerto Real ha supuesto unas perdidas económicas irrecuperables para la Bahía y muchos puestos de trabajo amortizados, y no se produjeron estas guerrillas callejeras, ni tampoco tanta solidaridad como esta originando este paro. Por tanto cuesta trabajo comprender tanta violencia para pedir un nuevo convenio colectivo, repito, para un colectivo determinado.

Dicho esto, quizás lo que tenga detrás esta destrucción de mobiliario público y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad es la situación de la provincia de Cádiz. Quizás tengamos que incluir a esta provincia en el grupo de los pueblos olvidados de España. Con unas condiciones naturales magníficas, con unas tasas de turismo de las primeras del país, tenemos unas tasas de paro de las mayores de España. Alrededor del 23% de paro, con unas expectativas para los jóvenes, universitarios y no universitarios, desastrosas, con empresas que se acogen a las deslocalizaciones y otras con beneficios que se la llevan a otro lugar que se pretende promocionar, como ha ocurrido con Airbus Puerto Real. Y esta situación no es de ahora, llevamos tiempo sufriendo esta deslocalización política, esta falta de iniciativas privadas. Porque hay que preguntarse donde están los diputados, senadores y parlamentarios que tiene la provincia de Cádiz. Callados, silenciosos, escondidos, como si la cosa no fuera con ellos. No basta con asistir a las manifestaciones o a las puertas de una empresa. De los políticos se esperan soluciones y más para una provincia que necesita muchas infraestructuras para poder conseguir las mismas condiciones que otras de nuestra comunidad.

Cádiz está olvidada por el gobierno de la nación y de la Junta de Andalucía. Cádiz necesita industrias para aliviar el paro estructural que tenemos, el paro juvenil y soluciones para que nuestros jóvenes no se tengan que marchar fuera. La provincia tiene que marchar unida. Cádiz, la provincia, necesita menos demagogia, menos declaraciones y más soluciones. Ya se terminó la huelga y Cádiz seguirá igual.

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