Una niña gaditana tocando como los ángeles el piano y dos jóvenes jerezanas acróbatas (que ya mejorarán) vienen a demostrar que los jóvenes andaluces están mucho más preparados de lo que creía el PSOE en Canal Sur. Han asombrado a la audiencia de la autonómica, que durante décadas ha vivido entre batas de cola de Cifesa y el copleo de ese franquismo trasnochado que en Madrid han pretendido reanimar como fantasma para que Pedro Sánchez parezca el campeón demócrata. En la televisión de Susana Díaz durante muchas noches parecía que aún vivíamos en oscuros tiempos de blanco y negro.

Tierra de talento, el nuevo programa de los viernes, es una propuesta de sentido común a cargo de la cadena que pagan los andaluces. Es un contenido de entretenimiento que se convierte en cantera de valores artísticos y que viene a mostrar de puertas para afuera que en Andalucía los jóvenes y mayores se superan en todo lo que se proponen y que se esfuerzan no sólo para agradar a los señoritos cantando fandanguillos. Menuda noche dijo adiós y, claro, son los medios de la derecha los que ahora añoran su estilo.

El equipo de Manu Sánchez (la productora 16 Escalones) no ha creado en realidad nada del otro mundo, la verdad. Estamos ante un talent show por donde pasa por el escenario un muestrario polifacético de aspirantes mientras que un jurado experto da su valoración y clasifica a los mejores. Es un formato necesario porque los talents de Canal Sur eran de los años 90. Éste en aspecto, narrativa (con el montaje de las declaraciones) mecánica y tono es de la presente década. Se deja ver y de paso se escucha a Carlos Álvarez y Javier Reina con sus consejos y comentarios. En los 29 años del Canal Sur socialista era impensable encontrarse en el prime time con un barítono y un violinista. Tierra de talento es oxígeno de normalidad. Sociológico y audiovisual. Actual. Y sus primeras cifras de audiencia han dicho mucho del público andaluz y del potencial de Canal Sur.

Hoy tendría que confirmarse.