El miércoles estuve en la Fundación Rafael Alberti en unas charlas de homenaje al poeta. Siempre me resulta interesante el encuentro con su obra y su figura. Las salas cubiertas de poemas caligrafiados y liricografías, entre otras muestras plásticas, acogen y entusiasman al curioso, le aportan luz, completan la suerte de sus palabras. En esta ocasión, se exhibe además Exiliarte. Memoria de una carpeta dedicada a Rafael Alberti. 50 x 1, homenaje de diferentes artistas al poeta, lo que aumenta el interés de la visita. Y, sin embargo, una vez más, al salir de allí me traje la sensación de que El Puerto de Santa María no valora como merece a este autor. En su ciudad natal todos parecen tener un personal y especial conocimiento sobre el personaje, que no sobre su obra. Abundan las anécdotas de quien lo conoció, trató, creyó entenderlo. Hay tanta admiración hacia su figura como burla, recelo y desconocimiento. Suele ser habitual que el trato directo con el artista empañe su obra, se hace cierto el dicho de que "nadie es profeta en su tierra". Creo que en esta ocasión, a los testimonios directos de quienes lo conocieron y se beneficiaron de su amistad, se unen las voces de quienes solo ven en él una figura política que reafirma sus convicciones hacia él o contra él. Y lo era, claro, pero también mucho más. Esta sombra ya impidió que diera nombre al Teatro y parece que aún se alarga, junto con otras sombras que aún sobrevuelan por allí. Quizás tengan que pasar muchos años para que se desvanezcan los prejuicios y dejen a la luz la profunda y auténtica obra de quien representa casi un siglo de evolución artística, social y política. Pocas ciudades pueden presumir de tener una Fundación como la de Alberti en El Puerto y, sin embargo, se habla poco de ella, sigue agazapada, desconocida, infrautilizada. Me gustaría que este magnífico espacio lo fuera de encuentro, abierto, dinámico, vanguardista. El poeta que se vio obligado a ir por el mundo "llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso, lo luminoso que me aconteciera" se lo merece, y los portuenses podrían disfrutarlo y aprovecharlo como reclamo cultural. Ojalá el Ayuntamiento siga apostando por mantenerla viva.

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