La verdad, lo de Sodoma y Gomorra siempre me pareció un poco exagerado. Lo digo con todos los respetos hacia el Dios del Antiguo Testamento, tan iracundo siempre; pero no puedo evitar discrepar de alguna de sus ocurrencias, por ejemplo con Abraham, que tiene tela ponerlo en el brete de matar a su propio hijo; lo de Jonás, al que le ordena "Ve a la gran ciudad de Nínive. La maldad de la gente allí es muy grande, y quiero que les hables acerca de ello", y cuando Jonás se escaquea, va y le manda una tormenta y una ballena se lo traga; la verdad, qué quiere que le diga, da la sensación de que se pasó un pelín. No digamos nada del Éxodo, condenando a su propio pueblo a una excursión por el desierto durante cuarenta años so pretexto de una depuración que nunca cristalizó.  Pero lo de Sodoma y Gomorra… A ver: ¿Ni un solo justo? ¿Ni siquiera, como nos ocurre ahora, que lo son todos los indocumentados que nos pretenden gobernar? 

Personalmente no me lo creo. Quiero decir que no me creo que ni en Sodoma ni en Gomorra no hubiera un Fernando VII, un Alfonso XIII, un Franco, un Zapatero, un Sánchez, un Iglesias, un Pujol, un Puigdemont, un Tezanos, ni siquiera un Aznar, hombres justos, espejos de virtudes, capaces de que Jehová hiciera la vista gorda como hace ahora con nosotros al cabo de los siglos por habernos caído la suerte de tener tantos hombres honestos y preclaros. ¡Ah, y mujeres!, porque esa es otra, que desde la metedura de pata de la esposa de Lot, olvidada a postas por la Memoria Histórica, como Judit con Holofernes, o Salomé con su danza de los siete velos y su petición de darle matarile al Bautista. Pues no sé yo si Corina… ¡A Irene ni tocarla, por favor!

Menos mal que hoy tenemos un remedio: pasar de todo y conformarnos con lo que decidan los fulanos y las fulanas adictos a la causa que se lleve de temporada. (por cierto, parece que dejará de estar de moda el color morado. Vamos, ni en cuaresma). También es verdad que a la larga lo que no mata, engorda, sobre todo cuando a falta de específicos -especialistas- todo se resuelve con bicarbonato, que lo mismo sirve para la acidez de estómago producida por los espectáculos grotescos que se están viendo, que para blanquear los dientes o lo que haya que blanquear si de eso se trata. Pero con el precedente de Sodoma y Gomorra, la verdad, no me quedo tranquilo porque todo puede empeorar. Aquello, por mucho que digan, solo fueron pecados provinciales y lo de ahora traspasa fronteras, lo cual no se soluciona quitando concejales, que no es que salgan gratis, pero a precio de mercado salen más baratos que los asesores. 

¡Ah, se me olvidaba! Lo de las cloacas merece atención aparte, no basta el bicarbonato blanqueante, ni la lejía, ni ningún otro desinfectante, bactericida, fungicida… sólo cárcel, mucha cárcel para todos los que, encima, se cachondean de nosotros haciéndose pasar por justos. Y lo son, pero de entendederas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios