Polémica Cinco euros al turismo por entrar en Venecia: una tasa muy alejada de la situación actual en Cádiz

Al presidente de la Tertulia de Las Montañas se le ocurren muchas ideas. Invitar a tertulianos de otras tertulias, hacer exposiciones con versos o prosas, y conceder la distinción de la tertulia a los que brillen culturalmente.

El otro día trajo a Paco Matallanas, quien escribe críticas feroces en un blog que titula El zurriago literario y que firma con el pseudónimo de P. Scannabúe. (Matabueyes). El problema que apuntó padecer al José Acosta Ramírez, Juan Carlos Carrillo, Chico Mulet, Antonio Núñez Rodríguez, Melchor Ramos, Andrés Castilla, etc... fue que le temían y no lo llamaban de ninguna institución, tertulia o foro, porque tenía una vasta cultura que la gente odiaba. Son resentidos, decía, porque eso se cura estudiando. Y aquí la mayoría lo que persigue es figurar de culto sin serlo. ¿Latiniparlos?

A Paco Scannabúe, amigo de Petronio Zamberlucco, otro de sus pseudónimos, le gustaba decir que los escritores/oras, en su mayoría eran unos cornudos con los que no debía usarse la piedad. Y si trincaba a alguien, sobre todo poetas académicos o aspirantes, comparando los ojos hermosos con las estrellas, con los cielos, con el alma o el universo, y los cabellos con el sol, salía de sí lleno de insultos contra todos.

En el fondo creímos que se sentía desarmado para intentar metáforas hacia la mujer y que era un resentido en re mayor, aunque pertenezca a la Academia de Juglares de Fontiveros.

A la semana siguiente lo invitamos formalmente a la tertulia. Ay, que malito estoy y que poco me quejo, espetó nada más sentarse en su trono. Y es que me duele la espalda y estoy un poco mareado. Igual que hay gente que habla del tiempo, Scannabúe habla de enfermedades y patologías cinéticas que le recorren el organismo y que tiene derecho, dice, a hacer constar.

La tertulia se calienta cuando alguien evoca un poema del ciego de Antequera, terror del mundo de las artes. Los huesos son despojos del tiempo. La gloria no está nunca en los detritus. La Isla, glorioso osario isleño, es tan antipoético como cantar el apareo de las cigarras…Así critica lo que coge. Así, a la segunda copa, José Acosta Martínez lo corta con si el lenguaje hay más palabras para designar el sexo de la mujer o el del hombre. Don Argimiro Vila, salta hacia el google. Pero Scannabúe dice que es Carnaval y que es broma y se nota que nuestra tertulia no es seria.

Tú sientes, o resientes, le pregunta alguien. Yo hablo de educación. Remata. La escuela en vez de un gimnasio de la inteligencia, es una carnicería del talento…

Y ya no pudimos con él.

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