Salvar la Navidad

Estoy de acuerdo que hay que iluminar la ciudad, y cuanto más digno sea el alumbrado mejor

¿Qué hacemos esta Navidad? ¿Se puede salir o no se puede? ¿Se puede viajar o no se puede? ¿Se puede cenar en familia o no se puede? ¿Cómo se demuestra que se viaja a casa de familiares? ¿Y la hostelería y el ocio nocturno, abrirán como siempre o no?

Son instrucciones divagantes. Hay gobiernos autonómicos, el nuestro es uno de ellos, que dicen que hay que salvar la Navidad. Pero además nos recomiendan quedarnos en casa. ¿Cómo se entiende todo esto? Los gobiernos, central y autonómicos, dictan unas normas confusas, y yo añadiría irresponsables, para lanzarnos la responsabilidad a los ciudadanos.

Estamos en una pandemia que genera muchas dudas y provoca mucha confusión para que los gobiernos mareen mas a los ciudadanos. No hay responsabilidad pública sin unas normas a las que agarrarse. Las infecciones no entienden de colores políticos. Infectan tanto a personas de derechas y de izquierdas o centro (para mí el centro político no existe como tal). Pero sí generan confusión. Nunca están de acuerdo. Si el gobierno central dice cierre perimetral, la oposición se opone y detrás sus autonomías. Si no interviene, pues que el gobierno hace dejadez de funciones. Esta dicotomía es lo que hace dudar de que las medidas a tomar sean acertadas o no. Pero hay una cuestión cierta, las dudas y las infecciones han costado muchas vidas y muchísimo dolor para que a esta altura de la pandemia todavía se esté jugando entre economía y salud.

Dicen los expertos que no existe economía sin salud. No puede haber recuperación sin salud. Por tanto los gobiernos que dicen que hay que salvar la Navidad deberían tener en cuenta el coste humano de esta pandemia. Pero no puede haber sí o no. Tiene que existir un término entre economía y salud. Y esta es la labor que tienen que hacer los gobiernos, tanto autonómicos como municipales en menor medida. Esta segunda ola ha puesto situado a los ERTES con una cifra de cien mil personas. Y aquí entramos en nuestra ciudad. Estoy de acuerdo que hay que iluminar la ciudad. Y cuanto más digno sea el alumbrado mejor. Bastante inciertas se presentan las fiestas para que la ciudad permanezca apagada. Pero todo con unas máximas medidas de seguridad. Es acertada la decisión del gobierno municipal de no avisar el momento del encendido, que será además sin invitados. La programación será casi toda de forma telemática. Y con cita previa. La ciudad ha sido de las más golpeadas por el virus y todavía no estamos para aglomeraciones, aunque algunas calles de la ciudad no se pueden mantener las distancias por la ocupación de algunos.

La hostelería también tiene que poner de su parte. Es la economía más castigada de esta situación. Pero tienen que reinventarse. Hay que sacar la hostelería a la calle, y esto creo que va a ser para largo, con todas las medidas de seguridad pero también de acondicionamiento y comodidad para los usuarios. Y esto en nuestra ciudad todavía no está muy claro. Y, por cierto, hay que reconocer que la hostelería en la ciudad estaba dando pasitos para ponerse a la altura de otras ciudades. La aparición de otra asociación, ¿beneficia? Divide y perderás. No creo que sea el momento.

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