Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

No solemos pararnos a pensar lo deficiente que puede ser nuestra comprensión. Les pongo un ejercicio de David Olson (El mundo sobre el papel, 1998). Lean atentamente este texto: "Mañana es el cumpleaños de Adam. Bárbara sale a hurtadillas de su casa para comprarle un regalo, cuando él la ve y le pregunta a dónde va. Bárbara dice: 'No tenemos leche. Voy al almacén'". Ahora tienen que elegir una de estas observaciones: A) Bárbara quiere decir que va a comprar leche. B) Bárbara confiesa que va a comprar leche. C) Bárbara afirma que va a comprar leche. D) Bárbara implica que va a comprar leche. El ejercicio tiene que ver con el hecho de que 'leer' no solo consiste en descifrar el contenido de un texto, sino en entender la intención con que se ha formulado el mensaje (esto se llama ilocución). Por lo que leemos vemos que la intención de Bárbara es ocultarle a Adam para qué está saliendo de casa. Ahora bien, lo que dice puede ser engañoso. Ella no 'quiere decir' (no tiene la intención de decir: otra cosa es que tenga la intención de que Adam interprete) que va a comprar leche. Tampoco lo 'confiesa': dicho de una persona, confesar es "expresar sus actos, ideas o sentimientos verdaderos" (DRAE). Ni lo afirma, porque afirmar es "Asegurar o dar por cierto algo". Queda 'implicar'. La definición de la RAE es poco clara: "Llevar consigo o significar algo". Viene de implicare: 'entrelazar', 'enredar, embrollar', y este ingrediente de enredo subsiste en esta acepción. Mucho más claro lo explica María Moliner en su Diccionario de uso del español: implicar es "Llevar en sí una palabra cierto significado adicional". Volvemos a nuestro texto. Hay dos frases que van seguidas: "No tenemos leche. Voy al almacén". El cerebro tiende a crear relaciones que son ilusorias. Es una falacia lógica: "post hoc, ergo propter hoc". Quiere decir que cuando dos cosas son sucesivas, o se refieren de manera sucesiva, el cerebro tiende a crear entre ellas una relación causal. Pero ese nexo no tiene por qué ser cierto, como ilustra este caso: ir al almacén no tiene por qué significar que se vaya a comprar allí leche. Son muchos los estudiantes universitarios que fallaron en este ejercicio, cuenta Olson. ¿Y ustedes, qué tal?

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