Cuando el único ruido era el run run, era el de la lavadora innecesaria, ni siquiera el silencio que nos desesperaba, el ruido de la nada, de las calles vacías, de los olores a desinfectante y agua. Un mes, un mes que como golpes en el vacío ni siquiera nos traían recuerdos… y sin embargo, regresó. Nada que imaginarse con viejos tiempos, no tan lejanos, pero un año da para olvidar mucho, y cuando el mes de mayo despertó, y aun con el lamento de la feria inacabada, el sonido de un puño dado de más, nos hizo despertar. Las motos no se adueñaron de la ciudad, y aun así, se hicieron notar. La ribera se lleno de cascos y monos de cuero, dejando grandes huecos. Los visitantes ocuparon las terrazas, mas por respirar libertad que por disfrutar de un evento. Y así, rozando la nueva normalidad, pasó el fin de semana mas ruidoso del año. Los escasos problemas pasaron desapercibidos, y una detención ocupó mas fotos de portada que las hileras perdidas de motos entrando en la ciudad. No sabemos que nos depara el futuro, aunque algunos protestaron como siempre, haciendo mas ruido que los caballos de las dos ruedas, y al final, cuando el aire de la mañana solo dejó el tañido de las campanas, llegó el silencio de nuevo. La pandemia nos marca las costumbres, las rutinas, los problemas, y los olores, y tras la nada, todos seguimos soñando con que todo pase, con que vuelvan los tiempos en que podremos protestar con sentido y razón. De momento nos conformamos con la vuelta de algunos nostálgicos, con las calles a medio llenar, y las aceras semiutilizadas convertidas en aparcamientos. Pero si algo ha demostrado la nueva normalidad motera, ha sido las ganas de respirar, pues mucha gente, mucha menos de la esperada, ocupó las calles para ver nada, solo para poder disfrutar de una calles y unos ruidos que nos hacen soñar con los tiempos de la normalidad. No sabemos que le deparará al Puerto la próxima primavera, qué veremos, qué nos molestará, pero de seguro que volveremos a soñar y taparnos los oídos. Como siempre, como siempre en los últimos tiempos, ojalá todo pase, y podamos volver a protestar por no poder dormir… porque entonces, en ese momento, podremos decir que todo ha pasado.

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