Reconozco que he tenido la suerte de conocer a personas muy interesantes. Recuerdo con gratitud una cena con el filósofo José Luis Aranguren. Ya era de edad avanzada cuando nos visitó para dar una conferencia en El Puerto. Pero lo mejor sucedió después, en una cena privada donde nos salpicó de su sabiduría. Puede que suene a tópico, pero aquella cena fue mi acceso a la filosofía seria, alejada del instituto y los exámenes.

Recuerdo que nos explicó una conversación entre familiares analizando, a su vez, dos puntos de vista, éticamente opuestos. Como eran tan ricos que podían asegurar su estabilidad económica, la de sus hijos y la de los hijos de sus hijos, en lo que suponía un acto de generosidad, uno propuso la donación de sus empresas para dar a otra familia la oportunidad de enriquecerse.

El familiar se negó. ¿Cómo podría garantizar que esas riquezas fuesen usadas para el bien común? ¿Cómo asegurar la conservación de los negocios y los empleos? La riqueza, le aclaró, no debe ser empleada para beneficio propio, sino que conlleva la responsabilidad de su uso. Hacerla crecer suponía además, un beneficio para su país.

¿Por qué saco este tema? ¿Qué sé yo del mundo de los ricos? Absolutamente nada. Tampoco me interesa demasiado. Sabemos que algunos aparecen por las televisiones deslumbrando a un público necesitado de charlatanería y de creer en algo. También sabemos que otros, lamentablemente muy criticados, cuidan sus negocios y mueven sus ganancias con sumo cuidado para incrementar sus riquezas y, no lo olvidemos, beneficiar a sus empleados. Dar trabajo.

En algunos lugares de nuestra patria, como hace unos días en Barcelona, los anti-sistemas y los ocupas entraron en un congreso boicoteándolo y tirando pinturas y basuras a los empresarios. No quiero frivolizar sobre sus razones, pero asustar a los empresarios no es la mejor manera de acabar con las desigualdades sociales. Un país no avanza cuando se “condena” a sus empresarios ricos, por ser ricos.

Sin embargo estoy convencida que es responsabilidad de estos crear empresas con empleos que dignifiquen a la clase media, disminuyan las desigualdades sociales y erradiquen la pobreza y la miseria.

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