Nos enfrentamos a un reto inusual, algo que nadie recuerda que hubiera ocurrido nunca, pero algo para lo que toda normativa deja las puertas abiertas. En estos momentos la culpa, la conspiración o la recriminación no tienen cabida, ni en privado ni en público. Sobran comentarios sobre que se debería hacer o no, el tiempo de ejecución o la forma.

Pero sí son tiempos de aplaudir, de aplaudir a quienes van a tener mucho trabajo en los próximos días, personal sanitario, personal dedicados a la alimentación, a la limpieza, a la distribución de productos y todos los cuerpos de seguridad del Estado, incluido el Ejercito, y que conste que el orden empleado es el correcto.

En estos momentos nada vale más que el personal sanitario, el cual deberá ser la vanguardia que afronte los nuevos tiempos, tras ellos, quienes se encarguen de toda la cadena alimentaria, los que se encargaran de la higiene en general y la limpieza, todos los cuales necesitaran de toda una red de suministros que no falle, y en la retaguardia, los encargados de velar por la seguridad de todos los que le preceden e impedir que se les impidan sus funciones.

La política, en estos momentos, será la encargada de velar para que todos ellos puedan funcionar, velar para que el país no se pare, y para que se comprenda que el confinamiento no son unas vacaciones, sino un seguir trabajando. Bancos, empresas, fabricas, profesionales liberales, muchos gremios, muchos, serán los que se arriesgarán todos los días para que los encargados de sacarnos de esta crisis puedan continuar trabajando.

España no se puede parar por el miedo, por suerte, quienes tienen que asumir sus trabajos serán personas en edad laboral con poco riesgo de sus propias vidas, pero España si debe ser responsable y quedarse en casa cuando no tenga funciones que realizar. Son momentos de Paz, momentos de serenidad, momentos de calma y colaboración, con la plena comprensión de todos esperemos tener un Puerto en Paz.