Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

No se entiende nuestro verano sin la Fiesta Nacional y es por eso y haciendo gala de la frase que Joselito “El Gallo” pronunció, te invito a pasar una jornada, en la que al terminar seas tú el que digas, “Quien no ha visto Toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de Toros”.

Ciento seis años hace que se pronunció la mítica frase y algunos más que los portuenses vivimos los toros de nuestra forma tan particular, cosa que en algo nos hace diferentes.

El día lo comenzamos en la playa con más sabor a Puerto, a su gente y a sus costumbres, dándonos un baño en la Puntilla y un paseo por su arena mojada durante su bajamar, que para este sábado será a las 10:58 h.

Nos marcharemos rápido, con el salitre en la piel, a buscar el punto neurálgico donde tauromaquia, vinatería y gastronomía, se dan la mano en el barrio alto y castizo portuense para el deleite de quien se acerca.

Sin buscarlo iremos teniendo datos del sorteo de las reses que se lidiarán esta tarde. Oiremos a aficionados antiguos que llenarán de luz los ojos y oídos de los más jóvenes que por allí aprenden del “Cossío” de las vivencias de la Plaza Real y todo esto mientras nuestro paladar saborea unas papas aliñás fresquitas y un típico ajo caliente.

Se viene la hora del descanso, de refrescarse para afrontar la tarde. Duchita fría, pasodobles en el móvil y a vestirse con torería. Guayabera anchita, pantalón fresquito, zapatillas de esparto y almohadilla bajo el brazo. En el caso de las mujeres, vestido fresquito, un buen abanico y gafas de sol. ¡Ah! Y que no se nos olvide nunca el pañuelo blanco.

Antes de entrar, su paseo por los alrededores, y la copa de esa Ginebra Portuense con los amigos que vas a los toros, sin abusar, que después metemos la pata.

Entrar en la Plaza Real, es entrar en el corazón español veraniego de la tauromaquia. Una vez que suenen los clarines, lo que pase en el ruedo ya

no depende de mí, pero disfrútalo. Disfruta de la tarde de toros y de la música de Dueñas.

Una vez que termine, vámonos a una venta de nuestra campiña a cenar bajo una parra, donde sigue la noche de toros y donde no molesta nuestro Himno Nacional.

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