Cuando casi terminábamos el Instituto, hace ya tantos años, los versos que le gustaban a las niñas que nos gustaban a nosotros, eran de Gustavo Adolfo Bécquer. En la Alameda Moreno de Guerra, bajo los castaños de India, le decíamos versos a la que nos escuchara. A Bécquer lo inmortalizaron los Quintero. Pero, hubo un señor llamado Fernando Iglesias Figueroa, que añadió versos suyos atribuyéndoselos a él.

Uno de ellos pertenecía al libro Tristeza editado en 1916 por Iglesias Figueroa. ¿No has sentido en la noche/cuando reina la sombra/una voz apagada que canta/y una inmensa tristeza que llora? ¿No sentiste en tu oído de virgen/las silentes y trágicas notas que mis dedos de muerto arrancaban/de la lira rota? ¿No sentiste una lágrima mía/deslizarse en tu boca/ni sentiste mi mano de nieve/estrechar a la tuya de rosa?...

Este se lo confesó a Rafael Montesinos, autoridad en Gustavo Adolfo. Que no se fio de él porque podía haber gazapeado la edición de las Rimas. Detectó varios poemas, algunos patrañeados para inventar a Elisa Guillén, vinculada según Iglesias a una correspondencia del poeta a Ramón Rodríguez Correa. Pero la gente hizo el silencio sobre el asunto. En verdad, Montesinos descubrió que el poema en ritmo de lied, se lo había dedicado a su mujer, Elisa Pérez, cuando era su novia.

Todavía hoy en internet en páginas de presunta cultura se le atribuyen a Bécquer, por su música indudable. Para que los leas con tus ojos grises,/para que los cantes con tu clara voz,/ para que llenen de emoción tu pecho,/ hice mis versos yo. También le atribuyó, las leyendas, -La fe salva, La voz del silencio- .

El pobre poeta tergiversado más allá de su libro de los gorriones…Puesto en tela de Juicio por la autoría junto con su hermano, de las estampas pornográficas de los Borbones en Pelota. También la modificación y presunto plagio de las rimas del doctor Dacarrete…

Estoy escribiendo y recordando esto por Día del libro, por el programa de poetas que intervendrán en la UCA, y por el último informe Pisa, que coloca en educación a un país excomunista, Estonia, como el más avanzado en logros educativos. España no va bien, pero todos conocen la idea de que los libros de historia que se estudien en segundo de bachillerato, sólo la contemplarán a partir de la constitución de 1812. Si se borra la historia, ¿qué no ocurrirá con la historia de la Literatura?

Siempre, este solar patrio ha sido una constante separación de ideas y consagración de odios. Siempre se ha fomentado esa disfunción acrecentando el analfabetismo. Tenemos, además, pendiente, el Congreso de la lengua en Cádiz.

¿Y si la historia se consensuase con las universidades invitadas, sobre todo la de Cádiz, con profesores eméritos tan cualificados, como José Antonio Hernández Guerrero o María del Carmen García Tejera? Estudiando con historiadores las imparcialidades políticas dignas de otras épocas?

Es una pena no educar. Pasar a suspendidos de curso. Hanalfabetizar sin querer, queriendo. Una historia apolítica es justa. Una historia política es injusta, necesitamos una que enseñe el carácter de los que nos precedieron y sus fallos, amores y mentes. Cierro con fragmentos de Bécquer, esta vez de verdad, cuando echa en falta el conocimiento. Yo quisiera escribirlo, del hombre/domando el rebelde, mezquino idioma,/con palabras que fuesen a un tiempo/suspiros y risas, colores y notas./

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