En mayo de 1995 Fermín Moral se presentó como candidato a la alcaldía de Cádiz por el Partido Socialista bajo el eslogan "Gaditano como tú" en contraste con Carlos Díaz, que había nacido en Sevilla, y Teófila Martínez, natural de Santander y vecina de El Puerto. Junto con esta campaña de exaltación local, el PSOE difundió una biografía de su candidato donde señalaban toda una serie de supuestas virtudes derivadas del hecho de haber nacido en Cádiz. En aquella semblanza se incluía que a Fermín Moral le gustaba jugar a las palas en la playa, que era hijo del concejal franquista Vicente del Moral y que se había tirado de niño desde el Puente Canal. Tengo que reconocer que lo más sorprendente para mí fue esto último. No se destacaba que Moral llevaba ocupando cargos públicos de designación toda su vida (dimitió unos meses después de su estrepitosa derrota para volver a ocupar cargos de designación en la Junta) o cualquier otra epopeya de su vida profesional o política. Al parecer haberse tirado desde el Puente Canal debe ser algo importante hasta tal extremo que el gran cuartetero Ángel Gago difundía una grabación donde se tiraba desde el mismo lugar por primera vez en su vida a pesar de estar entrado en años. Así que debe tener algún aspecto iniciático por mucho que a Moral no le sirviera de mucho y ganase por goleada la santanderina .Yo quedé peor aún que Fermín, quizás porque no solo no me había tirado nunca desde el Puente Canal sino que jamás me había bañado en La Caleta. Mi familia tenía una caseta de mampostería en la Victoria(la número 60) y siempre fui a esa playa, lo que no debía ser lo suficientemente gaditano por lo que se ve.

El hecho es que el destino me ha llevado este año a bañarme en La Caleta alguna que otra vez. He huido de la zona popular, donde las marujas juegan al bingo (Ahora sí que se está bien aquí) al objeto de que año tras año Andalucía Directo difunda la imagen como si eso fuera el paradigma del verano gaditano en el bochornoso y cutre espectáculo que repite Canal Sur. El caso es que las veces que he ido a La Caleta me ha sorprendido encontrarme a una extraordinaria cantidad de carnavaleros. A ver si es verdad que todos son viñeros, que le cantan a La Caleta porque todos se bañan allí, que pescan en su orilla, que mariscan en sus rocas, que conocen su historia y que se pasan el día con los gargajillos puestos entre sus históricas piedras. Todavía no me he tirado desde el Puente Canal. Todo se andará.

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