Larga cambiada

Mila Alarcón

malarcon@diariodecadiz.com

Prohibido quejarse

A mí desde pequeñita siempre me han enseñado una cosa: si no participas en la toma de decisiones, luego no tienes ningún derecho a quejarte. Esa premisa no sólo me la enseñaron las monjas en el colegio, sino que también se llevaba a rajatabla en mi casa. Digo yo que mi padre querría y esperaría que me convirtiese en una persona responsable y preocupada por las cosas que me afectaban. No sé.

He de reconocer, aunque esto suponga tirar piedras a mi tejado, que siempre he sido una persona a la que nunca le ha importado nada especialmente y que tampoco se ha mojado nunca en ningún asunto que le tocase de lleno. Para mí eso de ser la delegada de clase era un trago que prefería no tener que pasar, aunque luego sí es cierto que ponía mis cinco sentidos en preocuparme en votar al compañero más cualificado. Aún recuerdo el calor que me entraba cuando alguien en la clase durante la votación proponía mi nombre para el cargo. Muy mal por mi parte.

Pero esto ha sido así hasta hoy. Ya sabemos que El Puerto no pasa por sus mejores momentos, pero ya hay que pasar de fase y superar los tiempos pasados de abundancia, bonanza y cohetes. Ya cansa escuchar por la calle los mismos comentarios de siempre:“!Qué pena más grande!”, “El Puerto está muerto”, “Con lo que el centro era antes...”. ¡Vaya aburrimiento! Hay que pasar página y dejar de mirar hacía atrás. En vez de tanta queja y lamentación los portuenses deberían tomar la calle y volcarse con cada actividad que se organizara. Si el Ayuntamiento pone a disposición de los portuenses los presupuestos participativos ¡todos tenemos que votar! Que la Concejalía de Fiestas y las academias de baile ofrecen mañana clases de flamenco gratuitas para celebrar el Día Mundial del Flamenco ¡todo el mundo a la calle a taconear! Si durante un fin de semana se celebra el Oktoberfest ¡todo el mundo a beber cerveza durante esos tres días!

Desde las instituciones públicas y las empresas privadas se está intentando salvar la situación. Están poniendo toda la carne en el asador. Igual que los portuenses tenemos el derecho a quejarnos, también tenemos la obligación de responderle a nuestra ciudad. Y si no, ya se sabe. Esto es como las elecciones. Si no participas, luego no te quejes.

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