El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

El Alambique

Enrique Bartolomé

ebartolomeabogado@gmail.com

Política municipal (III)

Acaba aquí un repaso, que a decir de algunos lectores no sirve para nada. No hace falta decir que pienso lo contrario.

Empero, en 2011, el PP volvía a revalidar sus 11 concejales y Enrique Moresco de nuevo se hace con la alcaldía, pero esta vez con un pacto con los 4 ediles del PA.

En el tiempo, en un alarde de “puertas giratorias”, a Moresco le buscan colocación y el 30 de enero de 2014, llega Alfonso Candón a la alcaldía. Comienza bien, renunciando al sueldo de alcalde y pisando más las calles. Pronto se da cuenta que la renuncia obligada de Moresco, a poco más de un año de los nuevos comicios, supone un dardo envenenado.

En las elecciones de 2015, el PP vuelve a ser el partido más votado (9 ediles), sin embargo el 13 de junio de 2015, David de la Encina del PSOE (6 concejales) es proclamado alcalde gracias a los votos de los tres ediles de IU y los cuatro de levantemos. De nuevo lo de la lista más votada, se utilizaba por los partidos de manera interesada. Pocos entendieron el tripartido portuense (PSOE-IU-Levantemos), más allá de los intereses personales y partidistas.

Sin restar un ápice a la legitimidad de la elección de De la Encina, tan frágil fue el pacto, que un año después, firmaba los decretos de cese de los cuatro concejales de Levantemos, con lo que su gobierno con IU se quedaba con solo 9 ediles de un total de 25.

El exiguo equipo de gobierno no fue capaz de reaccionar ante los múltiples problemas que amenazaban el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad. El Puerto seguía en el furgón de cola y las expectativas creadas ante un cambio de gobierno, en agua de borrajas.

Los comicios del 2019 dieron la vuelta al gobierno municipal. PP y CS, con la abstención de VOX aúpan a la alcaldía a Germán Beardo. Hoy, a medio mandato, El Puerto sigue sin levantar cabeza. Bien es cierto que queda aún tiempo para reaccionar, aunque puede que sea tarde.

Hasta aquí esta crónica-opinión en tres actos, del devenir de las corporaciones locales democráticas en nuestra ciudad desde 1979 hasta la actualidad. No hay que ser muy avispado para constatar que las sombras pudieron sobre las luces.

Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo, como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia, decía Ramón y Cajal.

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