Las polémicas en esta ciudad son una constante. Hay muchos frentes abiertos y cuando no es una cosa es otra.

El alcalde, David de la Encina, está sufriendo últimamente con mayor intensidad si cabe las consecuencias de la precaria minoría en la que se encuentra el gobierno que encabeza, de tal manera que en varios asuntos está siendo objeto de severas críticas que le llueven desde sectores muy distintos, pero todos ellos con una característica en común, el no poder actuar como le pide el cuerpo, sino como esperan otros.

Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con el caso de la finca ocupada de la calle Larga. Los vecinos cercanos están indignados por cómo se ha ¿resuelto? una crisis que finalmente ha terminado por dejarlo todo como estaba, o peor. En este caso la presión ha venido una vez más de la mano de Levantemos, que prácticamente ha obligado al gobierno local a reabrir la casa dejando de nuevo sin solución un grave problema social en pleno corazón del casco histórico. Y es que los presupuestos están a la vuelta de la esquina y los votos de la agrupación de electores son vitales para PSOE e IU. Ya no están en el gobierno pero según parece son los que mandan.

Otros dos conflictos le han llegado a De la Encina casi a la vez desde su círculo interno, en este caso desde sus socios de Izquierda Unida. Primero ha sido el rifirrafe entre María Eugenia Lara y Matilde Roselló a cuenta de la huelga del 8-M. ¿Cómo es posible que un Ayuntamiento de izquierdas no contemple esa huelga como motivo de la ausencia al trabajo en esa jornada, cuando supuestamente abanderan la premisa de la Igualdad? Los quítame allá esas pajas burocráticos no son excusa y en este caso es normal el cabreo de Roselló. Lo que no es tan normal es que no lo hayan hablado antes en privado en lugar de airear sus trapos sucios en la prensa.

Y por último, tenemos el asunto de la izada de la bandera republicana, previsto en principio para mañana sábado en el parque del Vino Fino pero que se trasladará finalmente al Monasterio de la Victoria, porque no estaba bonito que se retirara la bandera andaluza. ¿No se podía haber coordinado mejor esta conmemoración para evitar dudas y bandazos de última hora y polémicas absurdas?

Al final, el uno por el otro y la casa sin barrer.

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