Este tipo de columnas es de las más agradecidas que se pueden escribir porque las escribe uno con una sonrisa en la comisura de los labios, y también porque sabe uno que de la persona que escribe es bien merecedora en una tribuna al aire libre como es ésta, del reconocimiento público tanto por su lealtad con todo aquél que se le ha acercado para solicitarle ayuda en sus investigaciones históricas o literarias, como por su afabilidad, sencillez y honradez en el desempeño de su funciones como archivero municipal.

La bonhomía se demuestra con hechos y no con palabras, y de eso Pepe Buhígas nos puede inundar los archivos municipales, incluido el histórico, hasta reventar sus ventanales jesuíticos que otean con majestuosidad las calles, las casas y las gentes que han formado y forman parte de nuestra historia de siglos desde la leyenda que atribuye la fundación de nuestra ciudad al caudillo ateniense Menestheo, hasta Lucio Cornelio Balbo 'el Menor', que ordenara abrir en las arenas a pico y pala la actual desembocadura del Guadalete; desde que fuimos territorio musulmán con el nuevo nombre de Amaría Alcanter, Alcanate o Alcanatif, hasta la conquista de la ciudad por Alfonso X el Sabio otorgándonos la Carta-Puebla; desde que pertenecimos a la casa ducal de Medinaceli con nuestros días de mayores glorias, hasta que el piloto Juan de la Cosa realizara el primer mapamundi incluyendo las Américas; desde que fuéramos base de las Galeras Reales y sede de la Capitanía General del Mar Océano, hasta convertirnos en cuartel general del ejército francés durante la Guerra de la Independencia; desde que los Cien Mil Hijos de San Luis propiciaran la derogación de la Constitución de 1812 por el rey Fernando VII, hasta que los avatares de la historia nos empujaran a los días que vivimos de entresiglos, días históricamente convulsos en épocas pasadas a los que Caronte se empeña traernos en su barca.

Pero Pepe Buhígas con su talento natural y su lucidez ha sido capaz y estoy seguro seguirá siendo, guardador eficaz de uno de nuestros tesoros más preciados: la historia de El Puerto. Gracias por tu generosidad, amigo.

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