Los tiempos cambian, las prioridades mutan, y lo que ayer nos parecía importante, hoy puede ser una mera trivialidad. Sin embargo, hay momentos en los que las prioridades, los conceptos, el devenir de los pensamientos, se va distanciado de otras posturas. Puede que la culpa de ese distanciamiento la tengan las redes sociales, en donde, en un falso aplauso a la libertad de expresión, se puede insultar, menospreciar, exponer las ideas de forma contundente, con claro desprecio hacia otras formas de sentir. De este modo, en tiempos como los actuales, la distancia se va agrandando. Miles de personas en estos días, por voluntad propia, con capacidad intelectual no mermada, sin histrionismos ni aspavientos, se limitan a exponer su fe de forma clara. La Patrona, por unos días, indiscutible protagonista de la vida de la ciudad es objeto de reverendísimo culto, lo cual, para algunos, esos que la distancia lanza hacia el otro extremo, consideran una absurda imposición hacia quien, sin ser creyente, es un intolerante, que, revestido de una falsa autoridad, descalifica y se lamente de que el erario publico se sume a los fastos. La distancia entre los que creen y respetan y los que sin creer no respetan, pues los hay que, si respetan, es cada vez mayor. De momento los mutables tiempos que vemos pasar, respetan los sentimientos, mas, no sabemos qué ocurrirá mañana en una sociedad que hasta en la forma de pensar quiere hacernos súbditos de un pensamiento único. Hoy, a las puertas de un, innegable, día grande para esta ciudad, rindo pleitesía y culto a lo que algunos llaman un cacho de madera pintada, ciegos que no ven que eso es solo lo que se ve, pues esa imagen representa hoy en día un símbolo de libertad de pensamiento. Un símbolo de decisión propia a aceptar unas normas, noray al que lanzar la maroma de una vida que a veces se hace dura, y que necesita de un punto firme de apoyo para continuar adelante. Algunos, aferrados a otras ideas, sonreirán sarcásticamente, alegrándose de aquellos tiempos, hoy manipulados, en los que quemar y asesinar, no por ideas políticas, sino por el simple hecho de aferrarse a un rosario, es hoy algo digno de orgullo para algunos. Corren tiempos difíciles, turbios, pero felices para quienes tienen algo a lo que mirar y buscar consuelo. Feliz Patrona a todos.

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