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Por fin se deshojó la margarita. Después de muchos meses de tener la propuesta encima de la mesa, la empresa municipal Impulsa El Puerto ha conseguido el apoyo necesario en el Consejo de Administración para salir del proyecto del parking de Pozos Dulces y buscar un inversor que ponga los cinco millones de euros que faltan para la conclusión de las obras.

Vaya por delante que nunca me pareció un negocio tan fabuloso como se quiso vender en su día el famoso acuerdo con Ahorro Corporación (ahora Ged Capital) con el que supuestamente se iban a financiar dos aparcamientos, el de Pozos Dulces y Plaza de Toros. Aquello, en contra de lo que se quiso vender, nunca fue un regalo ni una subvención, sino un préstamo puro y duro en el que además había muchos flecos pendientes.

Tantos flecos había que ni siquiera el PP, estando en el Gobierno en 2014, se dio la prisa necesaria para dejar ambos aparcamientos iniciados, como hubiera sido lo lógico. El cambio de alcalde tras la salida de Enrique Moresco y el amplio rechazo social que surgió entonces, impulsado por la protesta vecinal que triunfó en la localidad burgalesa de Gamonal también contra la construcción de un aparcamiento, acobardó al Ayuntamiento que entonces lideraba Candón, que ralentizó el proyecto a la espera de vientos más favorables y ante la inminencia de las elecciones.

Lo que vino después ya es sabido: un tripartito de izquierdas una de cuyas promesas electorales fue el ‘no’ a los parkings, la decisión de prescindir del de la Plaza de Toros acometiendo cambios en el proyecto de Pozos Dulces y una ruptura del gobierno precisamente por la concesión de la licencia a este último aparcamiento, con la salida de Levantemos del tripartito. Entre tanto, Impulsa estuvo prácticamente al borde de la quiebra.

Dicho esto, y casi seis años después, con la obra más que empezada y unos vecinos y comerciantes que no pueden más, me parece que el mal menor es que Impulsa salga del accionariado. Es cierto que al final se ha privatizado el proyecto y las voces críticas que lo advertían desde un principio han tenido razón. No obstante, a estas alturas había que elegir entre dejar la obra a medias o tratar de solucionar al atasco y dignificar esa entrada a la ciudad. Yo creo que la elección estaba clara.

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