Vino mi amiga Sisita, menos mal, porque por Jesús García de Alimentación Jesús sé por referencias qué sólo ve a Melchor, el ecólogo, ya sin ecología por la pandemia. Los demás es decir, los Carrillos, Vázquez, Castillas etc., son "lo que el viento se llevó".

Sisita apareció y me invitó a la piscina. En Arcos. Por lo visto se sintió interesada en lo que ella llama concomitancias de avatar y nosotros llamamos cenizo. No había leído el artículo pero se había encontrado con Lirondo de Laranga, quién le endosó su teoría. Sisita es bella, Sisita en biquini es una afrodita curvi y sexi. A Sisita no le gusta que la gente, cuando habla con ella, le mire las tetas y no los ojos, que son verdes y atractivos.

"A mí, el mundo que se cuece en sus propias tragedias, mentiras y veleidades, me da risa. Lo que no me da risa es que casi todos asientan con mis ideas, porque quieren cogerme el culo".

¿Por qué defiendes los toros? A estas alturas defiendo la cultura taurina. Por ejemplo, Cela, ¿tú crees que ahora le hubiesen dado el Nobel? Con una obra taurina de peso. Cela dijo que

"El toreo es un arte misterioso, mitad vicio y mitad ballet. Es un mundo abigarrado, caricaturesco, vivísimo y entrañable el que vivimos los que un día soñamos con ser toreros".

Pero ¿y la vida de esos animales? Estoy seguro que ningún animal quiere que le maten, ni siquiera los pulgones, pero tu y mi sociedad consumista vive de ellos. Y la vida es demasiado real como para no enfangarte. En Roma, la gente, para votar al poderoso, recibía pan y circo. Cuantos más retorcidos y sangrientos los juegos, más contentos salían esos votantes.

Ahora con la subgilipollez de la nueva normalidad hay más paro que nunca (pan) y los toros, lo que más se parece al circo romano, están prohibidos, sin decreto, pero malditos.(circo).

A mí, dice Sisita me da risa el que yo respete a negros y blancos, católicos y los demás, feministas, antifeministas, extremistas, fascistas, podemistas, liberales y tontos cocinados en salsa progresista y zoostenible y no me dejen pensar como pienso.

Sisita antes de darse un remojón, dice que ella ha superado la personalidad que se había construido sobre muchos.

Sísita se echa al agua. La piel de Sisita relampaguea mojada.

A mi lado se sienta un chulopiscina. Mira a Sisita. Remira a Sisita. Yo sigo en el que estar sin pan ni circo es un estado cuasi policial. Someter al pueblo a la tiranía de unos cuantos. Estoy pensando en los avatares. Si Lirondo de Laranga se enterase que el banderillero y primo de Joselito, Enrique Ortega (el Cuco) se degolló con una navaja barbera después de lo de Talavera, en Sevilla, en casa de una hermana suya que vivía en la calle Feria, consideraría que la pandemia tiene más raíces de las necesarias.

Sisita nada hacia la orilla. El chulopiscinas no para de hacerle gestos. Sisita lo mira con cara de esfinge. Cuando le dicen guapa, se dirige al postor y le suelta, ¿Sabe usted que tiene un huevo afuera del bañador? Se ríe a carcajadas gruesas. Sube al tablero de la piscina. Estoy harta de discutir cosas imposibles con gentes improbables. Vámonos a comer. La tertulia que sigue ya os la cuento.

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