Análisis

José Joaquín León

Oportunidad para seguir

Tal como estaba el partido, el Cádiz pudo obtener una ventaja más amplia

Es un acierto que el Cádiz dispute la Copa del Rey con espíritu competitivo. El entrenador incluye a suplentes, que en algunos casos demuestran mejor forma que algunos titulares, y así van rotando en las alineaciones. El Cádiz consiguió una victoria de prestigio ante el Espanyol (que también alineó a suplentes), pero sobre todo demostró que tiene opciones en la eliminatoria. El 2-1 fue un resultado sólo aceptable. Tal como estaba el partido pudieron obtener una ventaja más amplia. En algunos momentos faltó confianza para rematar a un rival que se mostró incómodo y dubitativo.

En el Cádiz hay pocos titulares indiscutibles. Casi todos los que jugaron ayer (si acaso con la excepción del portero David Gil) lo han sido en algunos partidos de esta temporada, o se les fichó para eso. Por lo cual no perjudicaron demasiado los cambios. Con esos condicionantes previos, el partido se puso 1-0 antes del medio minuto. Lekic aprovechó un error de bulto del portero Roberto, que le dio el pase de la muerte.

Ese gol madrugador puso al Espanyol al filo del alambre. Es uno de los equipos de Primera que está en mejor forma. Tiene a un entrenador, Rubi, que ya demostró en el Huesca sus intenciones de jugar bien y ganar también. El Espanyol ha incorporado ese criterio. Pero cuando intentas que hasta el portero la toque, y le marcan un gol en la primera jugada, es difícil que no haya nervios. Teniendo en cuenta, además, que los habituales titulares no estaban.

Puede que el Cádiz perdiera la oportunidad de abrir una brecha en la eliminatoria en los primeros minutos. El segundo ataque amarillo también estuvo a punto de terminar en gol. En la defensa blanquiazul había nervios. Necesitaron minutos para controlar el juego. El empate llegó pasada la media hora, en una acción personal del joven Puado, que dejó en evidencia a Marcos Mauro, muy desacertado en esa jugada.

El Cádiz buscaba su juego clásico. Salvi parecía un poco atolondrado por la izquierda, a banda cambiada. Pero en la derecha Agra estaba cuajando su mejor partido. El segundo gol llegó en un centro perfecto del extremo portugués, certificado por Karim con un cabezazo de manual, que se coló como un obús.

La segunda parte fue menos vistosa. Vimos al Cádiz típico de Cervera, agazapado y presto a salir. El Espanyol sólo creó dos oportunidades medio claras, pero no pudo empatar ni siquiera cuando puso en juego a Borja Iglesias, su delantero fetiche. El partido de José Mari fue un motivo de alegría, porque volvió a recordar al jugador que fue antes de la lesión.

Es una pena que el Cádiz desperdiciara varios contragolpes claros. Salvi corrió, pero no acertó en los últimos pases. Lekic tuvo la mejor oportunidad, en un partido que le pudo encumbrar, pero que dejó un balance positivo a medias: marcó un gol y falló tres. Al menos pudo decir que ya marcó.

La eliminatoria no está perdida ni ganada. La eliminatoria se puede pelear para volver a los octavos de final, como la temporada pasada. El desgaste físico se puede asumir, y siempre es bonito competir contra equipos de Primera, como en los viejos tiempos.

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