Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

La inauguración se llevó a cabo con una enorme alegría popular y mucha presencia política. La verdad es que se congregaban allí no solo los que mandan, sino una cohorte de anteriores electos, que supusieron parte de la culpa del largo, duro y muy lento camino hacia el éxito de la apertura universitaria. Era como quien estrenara un nuevo puente, en este caso hacia la enseñanza superior y la sociedad. Banderas, gallardetes, globos y todo el barrio de la Viña, Balón, San Juan y hasta del Mentidero se agolpaban y apretaban para ser los primeros testigos de aquella ansiada realidad.

El tiempo es capaz de borrar muchas huellas. La memoria, por un instinto vital, trata de desvanecer el mal recuerdo y hacer feliz el momento presente. Todos los que allí disfrutábamos del momento comentábamos: hay que ver lo que costó que se entendiera la necesidad para la Universidad y para la ciudad, y al fin se consiguió. Lograr que el mejor edificio civil de Cádiz hubiera salido hacia adelante, abandonado hasta su exhausta pero noble estructura y ser ahora sede de Magisterio, suponía una enorme satisfacción. Los gritos llenaban de alborozo la Caleta, al ver por fin como el ínclito y mudo observador de Cádiz, hermoso cuando Hospicio, volvía a revivir. Donante de gratos regalos como Institución, colegio y hostelería, cuánto bien hizo a tanto gaditano. Resueltas las dudas desde hacía veinte años, era como el hallazgo de un fecundo tesoro escondido.

Lo que le está pasando al Valcarcel no tiene nombre. Estos dos primeros párrafos que recogen la soñada esperanza de un mañana feliz y posible, nos hace retomar este reiterado asunto. Los esfuerzos de la ciudadanía, que pagó en parte el edificio, entonces, y que ahora, no se olvide, lo volverá a pagar, unidos a una plataforma civil, a la que cualquier cojo mental podría buscarle apellido, siempre estuvieron presentes. Los denodados impulsos de los rectores habidos; el generoso reto de una presidenta de la provincia; un Ayuntamiento, que, aunque acelerando ahora el paso, siempre se sumó a este proyecto de ciudad. Todos lucharon por acercar al Gobierno andaluz la urgencia del acuerdo. Casi desesperanzados, siempre albergamos la ilusión de un obligado consenso. ¿Podrán ser capaces de encontrar los repartos necesarios, en nuestro nombre, para salir del parón letal que sufre el humillado edificio del poniente mágico?

Este octubre inmediato se reunirán. Debería cumplirse la profecía. Esta reunión podría ser el principio de la solución o el entierro definitivo de una 'caballa' que ya casi rompe a peste. La fecha del final del convenio de Valcarcel, pronta a cumplirse en diciembre, augura una anhelada sentencia favorable. Total, si al final colaboran cuatro, el reparto hace cuatro veces más fácil y posible la inversión. Soy de los que opinan que estas obras y su equipamiento no deben superar los 40 millones de euros, que no son ni pocos ni muchos, aunque luego haya, como siempre, un cominillo de liquidación. Los cuatro congregados: Junta de Andalucía, Diputación, Ayuntamiento y la que lo gestionara todo, que es la UCA, deben repartirse económica y políticamente este logro.

Me gustaría suponer sonriente a Torcuato Cayón de la Vega, el arquitecto que no pudo terminar Valcarcel en aquel 1873, como edificio para la Hermandad de la Santa Caridad. Diseñó y brindó un pequeño y terapéutico Escorial para la provincia. Por favor, no tiren por la borda tanta emocionante y deseada ilusión: Obras son amores… y no buenas (y larguísimas) razones…. Feliz acuerdo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios