Cuando se pasa y vive una situación socio económica como la actual es evidente que algo cambia. La misma afectó no solo a España, por lo que no es cuestión de juzgar o buscar culpables, y cada país adopto las medidas que consideró oportunas. Los ocurrido, por lo excepcional del caso debe tratarse como un hecho aislado, que indudablemente, afectará a nuestros hábitos y costumbres.
En nuestra ciudad, la incidencia ha sido más mediática que real, pero afectándonos de igual manera a todos. Ello al final nos conduce a que, pasado el peligro, ya sea real o potencial, volvemos a la normalidad. Volver a una nueva normalidad carece de sentido. La normalidad evoluciona, se adapta, y no es ni nueva ni vieja, es simplemente normalidad.
En nuestra ciudad volveremos a la normalidad, iremos olvidando lo ocurrido, y cambiaremos algunos hábitos, como siempre ha sido. Hoy día es impensable contar con casetas en La Puntilla, y que no existan no es una nueva normalidad. La peatonalización fruto de una vida más sana, no es nueva normalidad, y lo que vivamos a partir de ahora, no será nueva normalidad, será simple y llanamente normalidad, adaptada a los nuevos tiempos, como siempre ha sido.
Volveremos a los bares, a pedir por encima de la cabeza del que ocupa la barra, volveremos a estar codo con codo con un desconocido tomando una cerveza. Los domingos de playa estaremos juntando picos de toallas, y volveremos a vivir una Feria masificada paseando por el Real. Volverán los conciertos, y saltaremos juntos unos y otros. Las mascarillas desaparecerán, y al final, la normalidad se hará dueña de toda la ciudadanía.
Imponernos una nueva normalidad no es normalidad, creer que no seremos los mismos, una ilusión, y al final las imposiciones y el sacrificio habrán valido la pena, no habremos vencido, porque a la naturaleza no se le puede vencer, simplemente sabremos como adaptarnos a ella, como siempre ha sido, y la experiencia vivida nos abra enseñado a enfrentarnos a situaciones excepcionales, de las que se sale, en la que algunos pierden, en la que el duro golpe nos hará reflexionar, siendo simplemente un camino duro, hacia la normalidad.
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