El alma indecisa, indefinida, empujada al dolor, se resbala en la fe y cae de boca. Esto le pasaba a Lope, sacerdote del hábito de San Juan y familiar de la inquisición, cuando cantaba a Marta de Nevares, en su romance "pobre barquilla mía" y en la Dorotea, y tiene reconocida calle en Cádiz. Y en la ínsula malindrania. Lo estoy leyendo, compartida con la Fábrica de la luz de Montiel, junto con la enfermedad de Francisco de Miranda, en los capítulos que describe Juan Manuel García Cubillana. Todo esto entre enfermedades, miedos, el pueblo al que le demandan ahora seis o siete millones más, la estación de autobuses abandonada de la Ardila. El Real Carenero, ejecutado con fondos europeos y cerrado y sin uso, incompartido con Puerto Real, ¿Para qué vale así? Lo mejor es cuidar a mis nietos, sobre todo a Sara y a Mario, y leer.

Tenemos fama no obstante en literatura grande. El Diablo cojuelo vuela por los tejados del Puerto, Zahara sale con Cervantes y sus pícaros, Luis Berenguer lanza a la literatura nacional su Lobón, su Marea y casi toda su obra con la Isla como fondo y sueño. Fernando Quiñones con su Canción del Pirata la elevará al Planeta. Se mantendrán en Palacio Valdés, Mesonero Romanos, con la literatura gadita que Ortega en vez de costumbrismo tildará de plebeyismo.

A pesar de eso estará presente nuestro Cádiz en Cadalso, Madrazo, con Sevilla y Cádiz, obra de culto. En Moby Dick, Melville cita a Cádiz en el Sermón, con la parábola de Jonás. Barcos balleneros de Melville en Nantuket hablando de Cádiz, pesqueros gaditanos en la Isla de Terranova hablando de la Isla y sus penurias: El triste, Leopoldo, el Teta, el Roque sin su brazo…Ah, Luis, qué grande eres…

Cuando la Real Academia de San Romualdo hizo el homenaje al escritor isleño, dije que Enrique Montiel era el digno sucesor de la importante narrativa. Hoy lo reafirmo. El relato de los hijos de don Cayetano, salva la tristeza del hecho con la mejor prosa, el ritmo, la intensidad, la ironía, "Los historiadores profesionales, tan dados a ronear de vivir en los Archivos", el libro Secreto, el…

Me quedo con los libros, con los nietos, con los artículos, también, de Pepe Chamorro, que deberían ser libro. Y así voy obviando la otra literatura, la que es menos creativa que el alumbrado de Navidad, con menos fuerza que un caldo de brik o los ripios y las chapuzas, en medio del miedo con carácter retroactivo, como dice Enrique, en una Navidad distinta entre miedo, noche y frío. Está la noche tan fría…la vieja noche invernal. ¿Pero ha nacido el Mesías? Yo no sé si nacerá…están las almas tan frías.

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