Pablo-Manuel Durio

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'Navi-ná' en Cádiz

La capital se estanca en una campaña navideña anodina y falta de atractivos especiales que sí anuncian las localidades de alrededor

La Navidad no es el fuerte de este equipo de gobierno. No lo ha sido desde su llegada en 2015, y sigue sin serlo seis años después, pese a los 'logros' obtenidos de recuperar la pista de hielo (junto a ese descomunal y del todo antiestético tobogán instalado en San Antonio) y de encender el alumbrado en tiempo y forma. La capital adormece en estas semanas que se consideran claves para el fomento de la economía local, cada vez más basada en el turismo, la hostelería y el comercio; mientras que alrededor de Cádiz crecen cada año las apuestas por atraer al público con todo tipo de iniciativas e innovaciones llamativas.

La campaña de Navidad ha entrado, prácticamente a nivel nacional, en una especie de batalla entre las ciudades a ver quién da más, quién anuncia la iniciativa más rimbombante para atraer las visitas, teniendo en cuenta que el turismo en esta época del año es cada vez más creciente al cambiar los hábitos de las cenas y almuerzos familiares por las escapadas y viajes. En esta competencia cada vez más veroz se sitúan ciudades como Vigo con su particularmente ambicioso alumbrado, o Málaga con su espectacular apuesta para la céntrica calle Larios, por citar dos ejemplos. Pero prácticamente todas ofrecen atractivos peculiares que invitan a los oriundos a echarse a la calle y a los foráneos programar una visita... menos Cádiz.

El desinterés de la ciudad por la Navidad es monumental. El alumbrado no se sabe si da más pena o vergüenza por lo raquítico de las luces, la distancia entre adorno y adorno y la ausencia total de Navidad en los motivos elegidos; todo ello teniendo en cuenta que este año tocaba rehacer el pliego y volver a sacarlo a concurso, con lo que pudiera haber supuesto de mejoras y de búsqueda de atractivos. Pero por enésima vez el Ayuntamiento recurre a la vía fácil de la prórroga del contrato, y de nuevo el árbol ya dichoso en San Juan de Dios, Catedral y San Antonio como elemento más atractivo del alumbrado. Mientras, en la ya citada calle Larios de Málaga, en la céntrica Cruz Conde de Córdoba o en la más cercana Plaza de Belén de Jerez se encienden cada arte artísticos y monumentales motivos navideños que congregan a centenares de personas.

La desgana de la campaña navideña es evidente también en la ausencia de concurso de belenes, que deja a la ciudad huérfana de la guía que informa dónde se han instalado nacimientos para ser visitados. ¿O querrá el Ayuntamiento organizarlo para abril, siguiendo el camino del COAC? Tampoco pueden los gaditanos comprar los productos típicos de los belenes, al anunciar como navideño un mercado de artesanía que no guarda relación ninguna con esta fiesta. La adquisición de pastores, musgo, construcciones u ovejas queda en manos de los grandes centros comerciales o de Amazon, aunque luego sea tan criticado en defensa de una campaña por el comercio tradicional que queda en palabrería.

Ni parques infantiles, ni conciertos de villancicos, ni guía de belenes... por no tener, Cádiz en Navidad no tiene ni cotillones, aunque esto sea cosa del sector privado. Ni siquiera ha estado ágil el Ayuntamiento en la habilitación de la bolsa disuasoria de aparcamiento en la que el pasado año gastó 110.000 euros. Y la última guinda es no poder celebrar la carrera San Silvestre por mantener sin solución y sin capacidad de diálogo el conflicto con la Policía Local y necesitar ahora personal voluntario para controlar el tráfico en la ciudad ese día 30 de diciembre.

En resumen, que el que quiera venir a Cádiz en Navidad, que venga; que aparque donde pueda y que disfrute de lo que pueda ver en la calle (no de la iluminación, desde luego). Ningún atractivo, ni una actividad para el gran público. Mientras en el entorno más cercano habilitan el castillo de San Romualdo como estancia de los Reyes Magos, anuncian no solo la cabalgata de Reyes sino las de Papá Noel, la Estrella de Oriente o el Cartero Real a lo largo de las fiestas, organizan belenes vivientes o siguen apostando por el gran centro habilitado para el ocio de los más pequeños (aunque definitivamente haya tenido que cerrar sus puertas ante el aumento de contagios por Covid).

En medio de la batalla por la Navidad, en plena guerra entre ciudades por atraer al turismo en estas fiestas tan señaladas, Cádiz destaca precisamente por el absoluto desinterés y la desgana más sonrojante. En Cádiz, 'Navi-ná'.

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