Tras varios días de subidas, los principales índices mundiales cayeron ayer debido a los riesgos asociados a un mayor deterioro de las expectativas de consumo de los hogares y, por lo tanto, del crecimiento económico.

Un escenario que gana protagonismo ante el deterioro de la confianza de los consumidores que han mostrado los indicadores del GfK en Alemania y del Conference Board en EEUU, a lo que se unió ayer el nuevo descenso en junio de las perspectivas de los hogares en la UE que ha reflejado el indicador del Sentimiento Económico de la Comisión Europea. Una evolución explicada por el progresivo deterioro de la renta disponible y el mayor pesimismo sobre la coyuntura económica.

El dato de la inflación española contribuyó a intensificar las dudas; el IPC alcanzó un 10,2% (frente al 8,7% en mayo), su mayor nivel en 37 años. Una tendencia que contrasta con la ligera moderación de la inflación en Alemania a un 7,6% anual. Una circunstancia que, a la espera de conocer los datos de Francia e Italia, amplía la posibilidad de que el BCE tenga que apostar por un mayor endurecimiento de su política monetaria.

La atención también se sitúa en la cumbre de la OTAN de Madrid. Ha sido clave el hecho de que Turquía levante el veto a la adhesión de Suecia y Finlandia.

En Asia-Pacífico, todos los índices han quedado en el terreno negativo, y Europa ha seguido la tendencia.

El Íbex 35 cerró en 8.188 puntos (-1,56%), acusando las caídas de valores como Colonial (-7,24%), Fluidra (-9,38%) y Grifols (-12,33%).

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