Crónica de San Juan de Dios

Melchor Mateo

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Kichi y la táctica de la tinta del calamar

El alcalde y sus allegados políticos centran el debate en el asunto del peso y no en si se ha inflado el número de medidas por el Covid-19

José María González 'Kichi' durante su mensaje televisado de hace semanas.

José María González 'Kichi' durante su mensaje televisado de hace semanas. / Fito Carreto

“¿Dónde está la bolita?”. Los trileros y los magos juegan a la táctica del despiste, a la de la distracción, a centrar nuestra atención en lo secundario para perder de vista lo realmente importante, que la bolita está desapareciendo o que la carta está saliendo de una manga. El mago nos deja maravillados pero todos sabemos que lo que hay detrás de ello no es ni más ni menos que trampa y cartón, una ilusión, un engaño, una habilidad para que nos quedemos con la boca abierta.

Un titular de este periódico ha destapado esta semana la caja de los truenos en el equipo de Gobierno, especialmente en el alcalde. Una información que relataba que las 120 medidas que anunció José María González ‘Kichi’ en su mensaje televisivo en este mes de mayo no eran tantas y que el número se había inflado, que el alcalde había “engordado” las medidas, ha servido para poner en marcha la maniobra de la distracción para cegarnos la vista y que no veamos lo que hay detrás para poder escaparse.

El debate no se ha generado en torno a si esas medidas realmente son 120 o no, si son más o menos, si ha habido un aumento exagerado o lo contrario.

La táctica utilizada ha sido la de la tinta del calamar, la de usar un verbo para generar una campaña en torno a la ‘gordofobia’, término que tengo que reconocer que era la primera vez que escuchaba.

La reflexión que ha hecho el alcalde sobre el asunto es interesante y él mismo estaba muy contento por las repercusiones que había tenido, incluso, entre los profesionales sanitarios. Pero el alcalde debe pensar que se le va a juzgar por lo que haga como principal representante de los gaditanos y no por su físico y, en la primera revalida que tuvo en las municipales, no le fue nada mal.

Sin embargo, en muchas de las causas conviene tener un mártir y en este papel, una vez más, desde el gobierno local han preferido ponerse en el papel de víctima de unos ataques que el alcalde dice recibir por las redes sociales y en directo por su aspecto físico actual. En esos ataques vinculaba también a este periódico por el titular.

En la información no había ni una sola referencia a su físico, pero desgraciadamente vivimos en un mundo en el que hay gente que da por válido lo primero que le llega por vía del tuit, del Facebook o por donde sea sin comprobar realmente el mensaje original.

Pongamos un ejemplo. El alcalde puso el otro día un tuit acerca de que el PP sólo había presentado como propuesta que se pusiera un crespón negro a la bandera de España. Si se miran los comunicados que han ido haciendo los partidos de la oposición, entre ellos el PP, y lo que han puesto encima de la mesa en lugares como la Mesa municipal del Covid-19, ha habido otras propuestas. Muchas o pocas según quien las mire, acertadas o no, pero no se ha quedado en una sola.

Volviendo al texto sobre la gordofobia y su vinculación al titular de este periódico, el amado líder lanzó la proclama y los integrantes del régimen, entre ellos los iluminados y el gracioso oficial del kichismo, intentaron extender el veneno entre sus hooligans, llegando incluso a hablar de odio, palabra gruesa (por favor, no se me vayan a ofender) y que se utiliza muy a la ligera. Básicamente, o estás conmigo o estás contra mí. No entienden términos medios.

Y sí los hay, porque no se puede decir que no estén gestionando absolutamente nada pero tampoco que todo el camino es de rosas, ni muchísimo menos, como ellos mismo predican a través de ese mundo paralelo que son los mensajes de Twitter.

Esta semana ha salido a la palestra el posible cambio de nombre de una nueva calle, en este caso el de la avenida Juan Carlos I en base también, de nuevo volvemos a lo mismo, a una supuesta demanda ciudadana que llega por las redes sociales.

Aquí volvemos a otra táctica. La de preparar el terreno antes de tomar la decisión. No es la primera vez que se hace. Se toma como excusa una demanda ciudadana, en casi todos los casos de gente del entorno del equipo de Gobierno, para supuestamente crear una necesidad, fabricarse un paracaídas y tomar la decisión finalmente.

Si quieren cambiar el nombre que lo hagan. No creo que la ciudadanía esté tampoco en esas cosas ni vaya a haber un levantamiento en contra.

En su propio equipo tienen por ejemplo a Martín Vila, un concejal que gestiona y tira para adelante según sus ideales y su forma de pensar y en base a un programa. Más de una vez ha tenido que suavizar las medidas porque se ha llevado algún cosqui, pero no pone paños calientes.

Hoy es la gordofobia y mañana será otra cosa. Gobierno a base de tuits y de simbología pero ya van cinco años.

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