La relación de José María González con el segundo puente es, cuanto menos, curiosa. En su irrupción como candidato a la Alcaldía, cuando la obra estaba prácticamente acabada, rechazaba su construcción y vaticinaba incluso problemas de circulación cuando se pusiera en marcha; precisamente todo lo contrario a lo que justificó el proyecto. Ya como alcalde, en su mismísima primera intervención auguró que la gente volvería por él a un Cádiz idílico que dibujaba en 2015 con trabajo, vivienda y recursos para todos. Ahora, seis años después de llegar a la Alcaldía y el mismo período, prácticamente, desde la inauguración de este gigante de las infraestructuras, Kichi y el segundo puente han vuelto a unir sus caminos.

Este fin de semana protagonizaba el alcalde un llamativo mensaje en las redes sociales en el que asomaba una especie de queja por la herencia del puente al mismo tiempo que un atisbo también de apropiarse de la infraestructura levantada por el Ministerio de Fomento. “Heredamos un segundo puente que, pese a todo el sobrecoste, estaba sin acabar y sin conectar realmente con la ciudad”, afirmaba González en un tuit que venía a poner de relieve el inicio -al fin- de las obras de urbanización del segundo tramo de la Avenida de Huelva, el que pasará por las antiguas viviendas de Cooperativa ya derribadas para conectar con la Avenida de la Sanidad Pública.

Kichi ha utilizado para el puente los mismos recursos que emplea en sus críticas al anterior gobierno municipal; pero en este caso, la fórmula es un tanto arriesgada, porque ni el puente es de titularidad municipal, ni quedó sin acabar (pese a que sigue teniendo trabajos y tareas pendientes) y mucho menos quedó sin conectar con la ciudad. De hecho, la actuación que motiva el controvertido tuit del alcalde (la urbanización de la Avenida de Huelva) es estrictamente municipal, frente a la actuación estatal que une Cádiz y Puerto Real.

Y dicho lo primero, el alcalde sigue adelante con su particular visión del proyecto del puente, afirmando que con la obra iniciada en la Avenida de Huelva el Ayuntamiento -ahora sí- pone el segundo puente “a disposición de Cádiz y de los gaditanos y gaditanas”. Algo que contrasta con las cifras aportadas por las administraciones responsables del tráfico de acceso a la ciudad, que ya desde 2017 señalan que el nuevo puente soporta más tráfico que el de José León de Carranza. 26.000 coches diarios acceden a la ciudad por esta herencia que Kichi considera inacabada, frente a 23.000 que lo hacen por el Carranza. Aunque bien es cierto que los informes no determinan si los coches contabilizados son propiedad de gaditanos o si van gaditanos a bordo.

Junto a todo esto, hay que tener en cuenta que es imposible que el gobierno de José María González llegara al Ayuntamiento en 2015 con toda la ciudad resuelta, construida y urbanizada. Las ciudades siempre están por hacer. Y en el caso del segundo puente, también quedó -hasta el día de hoy- pendiente el desdoble de la Avenida de Astilleros, que se iba a ejecutar en un tramo con la construcción de un aparcamiento subterráneo que el propio González y su equipo rechazaron nada más llegar.

Kichi llegó a la Alcaldía en junio de 2015, y a los tres meses se hizo las fotos reglamentarias en la inauguración del segundo puente, abierto a la circulación desde ese día y con un coste de 10 millones de euros anuales de mantenimiento junto al Carranza. Seis años después de aquello, la realidad que dibuja González parece ser otra; y será ahora cuando esa infraestructura que Kichi rechazaba antes de llegar al Ayuntamiento y que heredó al ser investido alcalde, sea útil para el gaditano.