La radio recibió ayer la visita tan imprevista como esperada de Julia Otero. Llevaba un mes lejos de sus ondas, lejos de su JELO, y a los pocos minutos de su reencuentro es como si nunca se hubiera ausentado. Tan presente como siempre.

Julia suena a radio y a tardes, a café en la terraza mientras se desgrana el día y algún contertulio lleva a la réplica. Ferrán Monegal, el crítico televisivo más veterano del país, es de los que estuvo este jueves en ese regreso en Onda Cero para tener unos momentos de memoria hacia el fallecido compositor Antón García Abril. Las bandas sonoras de Anillos de oro, de Curro Jiménez y, sobre todo, la de El hombre y la tierra son parte firme del patrimonio sentimental de los españoles. Música que despierta de inmediato la memoria y reanima las sensaciones.

Julia Otero ha regresado así por unas horas a los micrófonos mientras sigue su tratamiento contra el cáncer, noticia que dejó sorprendidos a tantos oyentes que la estiman. También hay voces, sobre todo por las redes sociales, que cuestionan el trabajo y las simpatías de la gallega y catalana. Cuestión de gustos y de mal gusto. Julia, que ha sufrido algún que otro fake viral, tiene una voz sincera y suele lucir una opinión formada de lo que pasa, algo que en este país se ha convertido en una virtud respondida con pintadas e incluso con insultos. Y ella no es de la que se le rebose la soberbia por las solapas, algo que sucede a bastantes de los que están durante tanto tiempo en el estudio o en el plató. No hay nada que pueda empañar una trayectoria brillante y con la lealtad incondicional de cientos de miles de oyentes.

Julia ha vuelto a la radio, a su casa, a charlarnos de la vida y a traernos tertulias y entrevistas que ponen luz a la tarde. Su regreso, aunque sea temporal, es de esas buenas noticias que despiertan una sonrisa a todos los que admiramos el invento de la radio y a sus mejores fabricantes.