El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Análisis

Manolo Fossati

Jugar es más difícil

Toca preguntarse si esta progresiva desaparición de los locales pequeños, como una muerte a pellizcos, es un síntoma de una enfermedad grave o simplemente el signo de los tiempos

Ha cerrado la juguetería La Perla, el veterano comercio de la calle San Rafael de La Isla, dicen las noticias, olvidando que también era tienda musical. Resulta pertinente recordar ahora que en otros idiomas cercanos, como el inglés y el francés, se usa el verbo jugar (to play y jouer) tanto para el juego propiamente dicho como para tocar un instrumento o interpretar un personaje dramático; de hecho, en español hemos adoptado esta acepción para decir que alguien juega un papel importante en algo… Acabada esta disquisición supuestamente culta, podríamos concluir que San Fernando pierde mucho más que una juguetería, con el cierre de La Perla. No sé si hay alguna tienda musical más en esta ciudad, pero me da que no.

Parecerá oportunista ahora autocitarme y recordar como en un anterior artículo reflexionaba sobre que en verano abundaran los macroconciertos no significaba necesariamente que estuviera aumentando la cultura musical. Si cierra una tienda de instrumentos y nadie se da cuenta ahí podría estar la respuesta.

Otro punto para pensar es la coincidencia en el tiempo del cierre de otras tradicionales tiendas isleñas y la 'desertización' de algunas calles comerciales con la avalancha de aperturas de supermercados. Otro día quizá tengamos que hablar del extraño fenómeno de estos días, el alud de grandes superficies y gasolineras que está viviendo mi barrio a la vez que la inflación sube desaforada.

Pero ahora toca preguntarse si esta progresiva desaparición de los locales pequeños, como una muerte a pellizcos, es un síntoma de una enfermedad grave o simplemente el signo de los tiempos, como esos malestares que nos aquejaban en la pubertad tumbándonos en la cama durante días, para luego hacernos reaparecer en el salón unos centímetros más altos y algo más anchos de hombros.

Ojalá esto fueran solamente los inconvenientes físicos del 'estirón' necesario para el crecimiento sano, pero de momento nos está dejando secuelas tan grandes como para hacernos más difícil jugar, ya sea con muñecas o con una guitarra. Mientras tanto, pido desde aquí a los enterados una pista sobre dónde debo ir la próxima vez que necesite cambiar las cuerdas de mi entusiasta y crédula guitarra.

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