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Análisis

Pedro G. Tuero

Una Isla literaria

Son dos libros, los de Carmen Orcero y Juan Mena, que demuestran lo que La Isla es

Y style="text-transform:uppercase">a se acabó la semana. Una pasada semana en la que el miércoles colocó el siguiente número en mi particular calendario. Un año y un nuevo mes más para vivir y disfrutar. Sobre todo de mis nietos y de ese entorno de su realidad; no de la otra realidad, que no me gusta. Porque desde este cierro mío, en el que llevo asomado ya tantos años, sigo percibiendo tantas cosas de esta Isla nuestra que ni me embelesan ni me enamoran. Un iniciado año más en el que parece ser tendremos museos; una nueva Carrera Oficial; un fantasma llamado tranvía; ese necesario apeadero en el Arillo; mucho Camarón, y hasta una triste y definitiva despedida como la de las hermanas Capuchinas.

Pero además, mi querido lector, la pasada ha sido una semana que ha colocado a nuestra Isla en un primer rango o la protagonista de unos nuevos libros. Y destaco el que fue presentado en ese primoroso museo taurino "Paquiro" de nuestra ciudad hermana; siendo la Fundación "Fernando Quiñones" la entidad cultural que auspició dicho acto. Se trata de una novela denominada Un titular para un crimen de la autora isleña Carmen Orcero, que ya hace la tercera en su haber literario. Una ciudad de San Fernando que vive un tranquilo verano del año 1881. Una población que disfruta plácidamente esos días que transcurren entre la Velada del Carmen, el casino y los baños de mar. Ocurriendo un desagradable suceso que se encargó de despertar a la ciudad de su letargo: una joven aparece flotando en la caldera de un molino de mareas…

Y fue el otro libro el que se presentó en un acto en el Centro de Congresos, respaldado por nuestra Academia de San Romualdo, titulado Historias de gente de a pie, cuyo autor es Juan R. Mena, mi poeta de La Isla. Un Mena y su nueva obra que José C. Fernández Moreno tuvo la agradable responsabilidad de presentar con una bonita y trabajada exposición. Un libro en prosa que pudiera sorprender a aquel quien no conozca suficientemente a su autor. Porque Juan Mena, considerado como un gran poeta, también en la prosa ha destacado de manera muy significativa durante su importante trayectoria literaria, que no es poca. Una persona a la que quiero y admiro, y la que tanto me ha enseñado. Y decía Juan en ese acto, o yo así lo entendí, que la verdadera literatura no debe distinguir de una manera tajante entre prosa y poesía. Porque esa disquisición o debate es la historia literaria la que se ha encargado y casi obligado a asumir. Ya fue nuestro admirado poeta Juan R. Jiménez con su popularísimo Platero, quien hizo poner en duda esa diferencia tan radical entre la poesía propiamente dicha y una prosa llamada poética que rompe tal concepto mal aprendido.

En fin, dos libros que ponen a La Isla en evidencia con una verdadera demostración de lo que realmente es. Una Isla que sabe envolver o abarcar esas dudas de un periodista al titular su crónica o a esa gente de a pie de los que estoy segurísimo que muchos nacieron en esas "callejuelas" tan cercanas a mi amigo Juan.

Y ahora a leerlos, mi impaciente lector.

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