Nunca tuve grandes héroes. Tampoco ídolos. Ni siquiera en la adolescencia encontré con quién forrar mis carpetas. No colgué posters de famosos en mis paredes. Cuando me inicié en el periodismo di con estilos que me gustaron, referencias cuya profesionalidad reconocía, pero ninguna figura inspiracional. Me muevo poco por los personalismos. 

Sí he valorado siempre a las personas inteligentes. Las mentes despiertas, en cualquiera de las escalas de la brillantez, que parecen entender el mundo con más facilidad que el resto y se acercan con curiosidad y confianza a las nuevas incógnitas. 

Ese ideal abstracto de lucidez y sabiduría ha sido lo más parecido a un modelo aspiracional que he tenido, alguien a quien querer parecerme, a quien admirar. Hasta que se cayó mi penúltimo mito. No sé si han sido los años, la madurez, o simplemente, lo que derrumba los mitos en la mayoría de ocasiones: su contraposición con la realidad. 

Sigo admirando la brillantez, aunque ya no la pongo en la cima de las cualidades humanas. Sin duda la aportación de cabezas lúcidas e innovadoras nos ha permitido que la humanidad no haya parado de progresar (aunque no siempre en la dirección correcta). Y sin embargo, no son estas personas las que mueven el mundo. De nada sirven las grandes ideas si están en manos de una persona egoísta, perezosa, irresponsable. 

Mi reconocimiento está ahora inequívocamente en aquellas a las que no les importa remangarse, ponerse a trabajar en lo que es su obligación, incluso si dudan a veces de estar a la altura. Nos hacen falta genios, sí, pero sobre todo necesitamos a su lado más gente dispuesta, gente buena, solidaria, gente que no se desentiende, gente que no abandona a la primera, que se compromete y se esfuerza, que no mira al resto por encima del hombro, gente con principios, que se echa a las espaldas su deber y lo que considera que es su deber, que trata de buscar su felicidad sin olvidar la del resto, gente que a veces se equivoca pero aprende y vuelve a intentarlo. Gente que sea como el poeta: en el buen sentido de la palabra, buena. 

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios