Análisis

manuel sánchez

Inicio a la baja del tercer trimestre

Tras la contracción de la economía estadounidense en el segundo trimestre del año, la desaceleración de China y la recuperación retrasada de la Eurozona, la senda de crecimiento económico global sigue sujeta a elevados niveles de incertidumbre.

En julio, los indicadores adelantados PMI han reflejado un nuevo descenso generalizado de la actividad. Destaca el deterioro de la situación y de las expectativas en la industria, en un contexto en el que las empresas afrontan elevados costes de producción y de transporte, escasez de algunos materiales y retrasos en las entregas, al mismo tiempo que el actual entorno incierto lastra las perspectivas de demanda. Todo ello unido al impacto de la estrategia de China frente al coronavirus, que sigue condicionando la normalización de las cadenas de valor globales.

La tendencia es similar en el sector servicios, donde todas las principales economías del mundo han registrado un deterioro de la actividad respecto a junio a excepción de China. En su caso, continúa recuperándose de las fuertes caídas sufridas entre marzo y mayo por los confinamientos de la población.

En la Eurozona, las empresas de servicios han perdido dinamismo por tercer mes consecutivo, destacando la contracción de Alemania. Una situación que podría seguir empeorando tras la temporada estival, especialmente si el ahorro embalsado no respalda el consumo de los hogares. En este sentido, un estudio del BCE basado en una encuesta en seis de las economías más grandes de zona monetaria europea en 2020 y 2021 ha mostrado que sólo una quinta parte de los hogares acumularon ahorros durante la pandemia. En contraste, un 16% los redujo durante ese periodo.

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