Iniciar la escalada

Es el momento y la oportunidad de iniciar no la desescalada, sino la escalada. Nosotros no tenemos pérdidas de empresas hoteleras, ni industriales, ni turísticas, ni culturales. Es el momento y la oportunidad de iniciar no la desescalada, sino la escalada. Nosotros no tenemos pérdidas de empresas hoteleras, ni industriales, ni turísticas, ni culturales

Se empieza a hablar más de la desescalada que de la misma pandemia. Ahora que, parece, se tiene algo más controlado el dichoso virus, ha llegado el tiempo de hacer números y cuantificar cuánto nos está costando (lo más caro ha sido sin ninguna duda el numero de fallecidos) y cuánto nos costará el confinamiento.

La vida sigue, tiene que seguir adelante, y ahora es tiempo para andar el camino desandado. ¿Será el mismo camino? Probablemente, no. El camino será pedregoso, pero entre todos habrá que allanarlo. Como siempre, a nuestro país le cogen todas las crisis con el paso cambiado. El déficit público (¿no habíamos estado viviendo en un sistema económico de crecimiento?) es alarmante y con seguridad subirá hasta que Europa diga basta.

Hemos creado una economía de camareros, sin I+D+I, y ahora de nuevo lo lamentamos. Pero es la hora de pensar en el ciudadano, del que lo está pasando peor. Volvemos a ver los comedores llenos, la sedes sociales con colas, niños sin las tres comidas, y por desgracia parece ser que llega para quedarse por un tiempo. Por lo tanto, un país moderno no puede abandonar a estas personas, (sí, no lo olvidemos, son personas) que han tenido menos suerte que otros.

Por consiguiente, ahora llega el momento de la política. Las decisiones sanitarias (veremos cuando se terminen los aplausos que sucede con la sanidad) tienen que convivir con la política económica porque el país tiene que caminar pero, ojo, sin olvidarnos que la pandemia todavía está encima. Y la política tiene que estar con los ciudadanos. Y todos los partidos sin excepción son necesarios. La crisis no ha sido en todos los países igual, pero tampoco la política ha sido la misma. Todos los gobiernos han cometido errores, cierto. Pero nadie sabe cómo se podían haber evitado esos errores. Y la oposición en todos los países se han puesto al lado de su gobierno porque era, es, una cuestión de Estado. Y eso en nuestro país tampoco ha sido igual.

Aquí la oposición opina que cuanto peor le vaya a España, mejor para ellos. Nuestra ciudad también tiene que iniciar su recuperación. La alcaldesa ha propuesto a los demás partidos hacer un pacto por la ciudad. Es el momento y la oportunidad de iniciar no la desescalada, sino la escalada. Nosotros no tenemos pérdidas de empresas hoteleras, ni industriales, ni turísticas, ni culturales. Carecemos de todo estos ingredientes que supone cerca del 14% del PIB en Andalucía. Hay 19,5 millones de inversión prevista que esperemos tengan una inversión con retorno, es decir, que reviertan en empresas que creen empleo.

Llevamos tiempo escuchando que tenemos futuro, creo que es cierto, pero ya es hora de que ese futuro se vea, se transforme en empleo, en economía, de lo contrario seguiremos mirando con envidia a nuestro alrededor. Un ejemplo, Chiclana licita la obra del centro de interpretación fenicio. Nosotros le ponemos un campo de hockey encima. Esta es la diferencia. Tenemos futuro. Hay que crear dosis de optimismo, de esperanza, en la escalada de nuestra ciudad. Todos juntos, los ciudadanos también. No sobra nadie. Como decía Rubalcaba, hacer de la política un espacio de diálogo.

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