Inauguraciones'21

2021 tiene que ser el año de las inauguraciones pendientes: el año del trenvía por la calle Real, el año de la restaurada/rehabilitada Casa Consistorial, el año del Museo Camarón, el año del Janer, el año de todo lo que cuelga

Este año que empezó el viernes tiene que ser el año, no pueden defraudarnos más ni pandemias ni mentiras ni falsos argumentos. 2021 tiene que ser el año de las inauguraciones pendientes: el año del trenvía por la calle Real, el año de la restaurada/rehabilitada Casa Consistorial, el año del Museo Camarón, el año del Janer, el año de todo lo que cuelga. Digo los polígonos industriales operativos, las calles arregladas, y las plazas, los nuevos equipamientos culturales, deportivos y sociales; las ayudas al reflote de la restauración, el trabajo. En cuanto nos vacunen e iniciemos la inmunidad de rebaño (así le llaman, no me gusta, pero así le llaman), los esfuerzos públicos deberán dirigirse a tapar todas las grietas, cegar las vías de agua. Nos lo merecemos. O sea, nada de estrategias electorales miopes ni triquiñuelas, es el tiempo nuevo, descontado. Porque hemos podido no estar ya aquí, quién sabe si todavía. Y nos lo merecemos.

Especialmente oneroso es ver inoperativo el imponente Palacio Municipal que ha quedado tras la restauración. Se merecen un premio los arquitectos que lo han hecho posible, pero ya habrá que empezar la mudanza, aligerar espacios, tener ese timbre de gloria local que es poseer uno de los mejores edificios civiles de España. Y organizar, como si fuera el Palacio del Dueñas, las visitas guiadas para que los cañaillas puedan ver lo bien que han armonizado la nueva administración con las zonas históricas de un edifico emblemático de Torcuato Cayón. Respecto al Museo Camarón, lo suyo es abrirlo cuanto antes. Se sabe que la pandemia prohíbe concentraciones, pero se puede organizar para que sean grupos reducidos, pero continuos, los que puedan acceder a un lugar que se ha dotado de todo lo posible para conocer a un Camarón de la Isla inmortal. Y del trenvía qué decir. La herencia de Juanma Moreno tiene que ser de una vez la realidad útil de la ciudadanía, pues muchos millones de euros y muchos años se han invertido para que esto suceda. Es que la paciencia está a punto ya de agotarse. Si nuestra sociedad civil estuviera lo suficientemente organizada, sus abogados ya estarían pleiteando y buscando a los gestores responsables de las negligencias y las mentiras, de la impericia e incapacidad. Y revisando cuenta por cuenta, para añadir a los cargos que se pudieran presentar. Pero, desgraciadamente, no hemos llegado a ese nivel de compromiso con nosotros mismos, como sociedad. Y por eso ocurren estas dilataciones, estas conductas inexplicadas, que no inexplicables. Así con casi todo pero tomamos aire para aspirar a un 2021 de inauguraciones y éxitos como sociedad, que todo se esté moviendo, que nada nos ha frenado definitivamente.

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